Un gigante de las armas se planta contra los fusiles de asalto

Mientras los políticos de EE.UU. no se ponen de acuerdo para regular el acceso a las armas, una de las grandes cadenas decide dejar de vender fusiles de asalto y cualquier arma a menores de 21 años.

Exterior de la tienda Dick's Sporting Goods EFE

JAVIER ANSORENA

«Our thoughts and prayers». En inglés, «nuestros pensamientos y oraciones». Eso es lo único que los políticos de EE.UU. contrarios a endurecer el acceso a las armas ofrecen a las víctimas y a sus familiares después de cada matanza. Cualquier limitación a la Segunda Enmienda de la Constitución -la que consagra el derecho de los ciudadanos a armarse- es para ellos inadmisible, a pesar del peaje sangriento de carnicerías recientes como la del instituto de Parkland, en Florida, o la de Las Vegas, el año pasado. ‘Our thoughts and prayers’ se ha convertido en un lugar común, en una crítica al inmovilismo de los legisladores. La frase la utilizó hoy como arma arrojadiza Dick’s Sporting Goods , una de las mayores cadenas de tiendas de deportes, en un controvertido anuncio: «Los pensamientos y las oraciones no son suficientes», aseguró la empresa en su comunicado, en el que reconoció que «la violencia de las armas es una epidemia que se está llevando las vidas de demasiadas personas».

Dicks se comprometió a no vender ni fusiles de asalto (ya no los tenía en las tiendas con su nombre pero sí en las Field & Stream, especializadas en cazas y armas), ni ningún arma a menores de 21 años , ni cargadores de alta capacidad y ni los dispositivos que transformas las armas semiautomáticas en automáticas.

El máximo responsable de la compañía, Edward Stack, adelantó el anuncio en el programa televisivo «Good Morning America». En él reconoció que Nikolas Cruz, el autor de la muerte de 17 personas en Florida hace dos semanas, compró una escopeta en su tienda el pasado noviembre. No la usó en la carnicería del instituto - utilizó un fusil de estilo militar AR-15- , pero Stack lo apuntó como una prueba de que el sistema permite que las armas lleguen a las personas equivocadas. «Hicimos todo lo que requiere la ley, y él todavía pudo comprar un arma», dijo.

Un veto anterior

Dick’s además exigió a los legisladores que usen «el sentido común» y aprueben regulaciones similares como las que la compañía ha tomado por su propia cuenta. Es el último esfuerzo por parte del sector privado de meter presión en el debate de las armas: la aerolínea Delta es una de las empresas que ha dejado de ofrecer descuentos a los miembros de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el principal ‘lobby’ de los fabricantes de armas.

Hoy hubo quienes ponían en duda la bondad de las intenciones de Dicks -una de las mayores vendedoras de armas del país-, ya que tras la matanza de Sandy Hook de 2012 también vetó los rifles de asalto, para después permitir su venta en sus tiendas especializadas. Tampoco se sabe qué porcentaje de su negocio se debe a los fusiles de asalto. Pero su decisión, sobre todo, volvió a mostrar la división en EE.UU. sobre las armas, un asunto identitario para muchos sectores del país: en redes sociales, muchos aplaudían la decisión; pero también muchos llamaban al boicot a la compañía.

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