Macri saluda a Rousseff este viernes en Brasilia
Macri saluda a Rousseff este viernes en Brasilia - EFE

Macri y Rousseff expresan su preocupación por el desenlace de las elecciones en Venezuela

Brasil, primer destino en el extranjero del recién elegido presidente argentino

Corresponsal en Buenos Aires Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En un contexto complicado, -en Argentina, Brasil y Venezuela-, el presidente electo, Mauricio Macri, se entrevistó con Dilma Rousseff en Brasilia. En su primera visita oficial, tras su victoria en el balotaje del pasado 25 de noviembre, ambos socios, fundadores del Mercosur (Mercado Común Suramericano), trataron de mostrar una visión compartida sobre lo que sucede con el régimen de Nicolás Maduro. Aunque evitaron mencionar expresamente la posibilidad de aplicar, como propuso Macri anteriormente, la cláusula democrática del bloque a Venezuela, la preocupación y el desenlace de las legislativas del domingo, fueron los elementos comunes de la conversación.

«Ambos países sostenemos una defensa inclaudicable con la democracia y los derechos humanos, ambos estamos mirando qué va a pasar el 6 de diciembre porque hay una enorme tensión en Venezuela», declaró Macri al finalizar el encuentro con la presidenta en el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo brasileño.

Dilma Rousseff, hasta ahora, había esquivado sancionar al gobierno de Maduro o analizar la propuesta de suspender a Venezuela del Mercosur, en línea con la política sostenida por Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) donde el chavismo ha gozado tradicionalmente de enorme tolerancia y comprensión. En especial, por los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa (Ecuador) y Evo Morales (Bolivia), cuyas voces, con la de Luiz Inacio Lula en su día y Rousseff después, únicamente se alzaron para apoyar a los gobiernos bolivarianos pese a los atropellos y violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

«Yo lo que sentí es que hay preocupación y que cada uno lo expresa con su estilo. En el fondo de la cuestión, compartimos los mismos valores. Lo vamos a volver a hablar el 10 de diciembre en Buenos Aires», añadió Macri en un ejercicio de diplomacia donde estuvo acompañado de su futura ministra de Asuntos Exteriores, Susana Malcorra y de su jefe de Gabinete, Marcos Peña. «Si a Brasil le va mejor, a Argentina le va mejor y viceversa», insistió el presidente electo tras anunciar que se esforzará en «fortalecer las relaciones comerciales», bastante deterioradas, pese a las apariencias, durante los años de gobierno kirchnerista.

Traspaso de poder polémico

La presidenta de Brasil, que atraviesa el momento más difícil de su segunda legislatura, con un impeachment en puertas, confirmó que asistirá a la ceremonia de investidura del próximo jueves, día 10 y, como confirmó Macri, tuvo el buen gusto de no preguntarle por los detalles de una ceremonia polémica cuyos detalles, a menos de una semana de que se concrete, aún no están definidos.

Cristina Fernández ha dispuesto que el juramento del cargo se haga en el Congreso, tal y como dispone la Constitución, pero se niega a que la entrega de los «atributos presidenciales» (bastón de mando y banda) se celebre, como es tradición (hay un vacío legal en ese sentido) en la Casa Rosada, sede del Ejecutivo. Macri expresó su deseo de que el segundo acto de su investidura, que en rigor tiene un carácter simbólico, puesto que él ya será presidente en ejercicio, sea en la Casa Rosada.

Se da la circunstancia de que el kirchnerismo ha convocado para ese jueves una manifestación multitudinaria para despedir a Cristina Fernández de Kirchner en el Congreso. Dicho de otro modo, pretende empañar el acto de investidura de Mauricio Macri. En este contexto, el presidente electo no está dispuesto a dejarse amedrentar.

«Está decidido a que el presidente de la Corte le entregue el bastón de mando y le imponga la banda si Cristina no cede», aseguran en su entorno. Aníbal Fernández, jefe de Gabinete actual, dijo que la decisión era inamovible y deslizó «no puede ser en Barrio Parque», en alusión al barrio residencial donde vive Macri. Así las cosas, no sorprendió que Juan Carlos Pallarols, el orfebre que cinceló el bastón recibiera una llamada de la Casa Rosada donde le amenazaron: «Si no entregan el bastón lo vamos a mandar a buscar con la Policía». En simultáneo, los hombres de Macri le invitaron a que se lo entregue a su verdadero dueño, el presidente electo. El desenlace, se conocerá en las próximas horas.

Ver los comentarios