Macri da los primeros pasos en la normalización económica de Argentina

Mientras la ministra de Asuntos Exteriores, Susana Malcorra, anunciaba que Argentina sigue «de cerca» la situación de Venezuela, los «arbolitos» o cambistas callejeros que, durante los últimos cuatro años, vendían y compraban dólares en el mercado paralelo, se quedaban sin clientes. El primer día de liberación del «cepo» parecía ser, sino el último, el penúltimo de sus operaciones clandestinas.

Malcorra, en su primera rueda de prensa con los corresponsales extranjeros, evitó hablar expresamente de los presos políticos. Pero advirtió: «Si hubiera una realidad en la cual ciertos signos se van concretando, tendremos que conversarlo con nuestros socios del Mercosur y con Venezuela, por supuesto». Sería en la Cumbre que celebrará la próxima semana en Asunción el bloque de países que forman el Mercado Común Suramericano.

Una de las promesas de campaña de Mauricio Macri fue exigir que se suspendiera a Venezuela del Mercosur por la violación sistemática de los derechos humanos y los abusos a la oposición a Maduro. Tras las elecciones legislativas en las que la oposición se impuso por amplia mayoría, Macri abrió un paréntesis a la espera de ver cómo evolucionan las cosas.

Otra promesa, la más importante en el plano nacional, fue la de liberar «el cepo», que ayer comenzó a cumplirse. Bancos y casas de cambio recuperaron la autorización para realizar libremente operaciones que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner había limitado hace cuatro años.

La mayoría de las entidades bancarias aún no habían habilitado los sistemas informáticos ni «la página web para que las operaciones se puedan hacer por vía electrónica», como comunicó el ICB). Otros bancos, como el Santander Río, sí ofrecían todos los servicios, tanto por ventanilla como por banca por internet. El que operó con normalidad, desde primera hora de la mañana fue el Banco Nación.

«Sinceramiento»

De este modo, se puso punto y final a la decena de mercados de diferentes valores de la moneda que se mantuvo en las horquillas previstas, en torno a los 14 pesos. Comparado con el valor del mercado oficial, el peso se devaluaba en torno al 42% respecto al dólar. Comparado con el cambio que se aplicaba en el mercado negro o «blue» el peso, con matices, se mantenía. Los argentinos no entraron en pánico ni salieron desaforados a comprar el billete verde. La vida en Buenos Aires transcurrió como un día más. De este modo comenzó a cumplirse el anuncio de la víspera del ministro Alfonso Prat Gay, que suprimió la necesidad de buscar autorizaciones para comprar divisas y liberaba su adquisición a un límite de dos millones de dólares al mes. El «sinceramiento» del valor de la moneda, como se refiere el Gobierno a la devaluación, llevó aparejadas algunas medidas extraordinarias en las agencias de viaje y venta de billetes de avión, que llegaron a estar suspendidas temporalmente.

Las voces sobre la determinación de fijar el «dólar único» tuvieron diferentes repercusiones. Una destacada fue la de Hugo Moyano, jefe de la Confederación General del Trabajo (CGT) Azoparto, escisión de la CGT oficial alineada con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Moyano manifestó: «Esperemos que este cepo que le saca al dólar no se lo ponga a las paritarias», en alusión a los convenios colectivos, donde el sindicalismo anunció que pedirá subidas proporcionales.