Captura de la CNN

Karla, la joven recibida por el Papa Francisco a la que violaron 43.200 veces

Víctima de la trata de personas, uno de los negocios más lucrativos de México, la joven fue obligada a prostituirse durante cuatro años, llegando a quedarse embarazada de su propio proxeneta, del que se enamoró con 12 años

Madrid Actualizado: Guardar
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El tráfico de personas sigue siendo una lacra social tremendamente lucrativa al otro lado del charco y México se erige como uno de los países en el que más arraigado se encuentra este delito.

Pueblos como Tenancingo, de apenas 13.000 habitantes, están asolados por bandas que trafican con humanos para posteriormente prostituir a las jóvenes secuestradas.

Pero no es el único foco del país presidido por Enrique Peña Nieto en el que estos crímenes se han convertido ya en una costumbre. Una de las víctimas de este negocio ha sido Karla Jacinto, procedente de Zacatelco, comunidad que rodea Tenancingo.

En una entrevista concedida a la CNN, la joven relata su experiencia a manos de la mafia de trata de personas que, a veces, se encuentran dentro de la propia familia: «Vengo de una familia disfuncional.

Fui abusada sexualmente y maltratada desde la edad de 5 años por un pariente».

La secuestraron cuanto tenía 12 años en Ciudad de México. Fugitiva de malostratos por su familia, se dejó engañar por un hombre diez años mayor que ella y con quién comenzó una relación. «Al siguiente día me fui con él. Viví con él por tres meses y durante ese tiempo me trató muy bien. Él me amaba, me compraba ropa, me daba atención, me traía zapatos, flores, chocolates, todo era hermoso», asegura.

Pero no todo era tan idílico. Relata la joven que su pareja solía ausentarse durante semanas o acudía a la casa que compartían con «primos» y mujeres diferentes continuamente. Cuanto hizo acopio del coraje necesario para preguntarle qué era aquello, su novio no le mintió: «Ellos son proxenetas».

«Unos días después me empezó a decir todo lo que tenía que hacer; las posiciones, que tanto necesitaba cambiar, las cosas que tenía que hacer con los clientes y por cuánto tiempo, cómo tenía que tratarlos y cómo tenía que hablarles para que me dieran más dinero», confiesa Karla.

Cuatro años de infierno

Fue el principio del infierno al que se vería abocada durante cuatro años. 1.460 días en los que fue violada un sinfín de ocasiones, en concreto, asegura que 43.200 veces.

Nómada de un negocio del que formaba involuntariamente parte, recorrió buena parte del país. Cuenta Karla que la obligaron a prostituirse 30 veces al día los siete días de la semana. Daba igual el lugar: prostíbulos, moteles de carretera e incluso la calle.

No había lugar para la esperanza, pero la joven la sintió cuando una operación especial de agentes entró en un hotel donde era habitual la prostitución. Pensó que las recatarían a ella y a sus compañeras, víctimas de un sinfín de abusos y agresiones. Pero se topó con la corrupción en primera instancia. Horrorizada vivió en primera persona cómo los policías grababan a las muejres y las extorsionaban, grabándolas en vídeo en situaciones comprometidas. «Pensé que eran asquerosos. Ellos sabían que éramos menores de edad. Ni siquiera estábamos desarrolladas. Teníamos caras tristes. Algunas niñas apenas tenían 10 años de edad. Había chicas que estaban llorando. Les dijeron a los agentes que eran menores de edad y nadie les prestó atención», relata a CNN.

Todavía fue peor cuando tres años después, cuando cumplió 15, se quedó embarazada de su proxeneta, que utilizaba a su hija para amenazarla y tensar aún más la cuerda.

No fue hasta 2006 cuando por fin Karla Jacinto fue rescatada. Ahora, con 23 años, ha hablado incluso con el Papa Francisco en julio en el Vaticano y se ha convertido en una de las defensoras que luchan por erradicar el tráfico de personas y ayudar a sus víctimas.

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