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La impresionante ruptura del ayuno de Ramadán, en medio de las ruinas de Siria

Duma ha encontrado un momento de felicidad después de haber quedado absolutamente destrozada por los bombardeos

DUMA (SIRIA) Actualizado: Guardar
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La escena es sobrecogedora. Se produce en Duma, un feudo rebelde cercano a Damasco, poco antes de la ruptura del ayuno del ramadán. En ella puede verse a unos hombres repartiendo zumo de naranja y dátiles en una hilera gigantesca de mesas con manteles rojos, colocadas a lo largo de una calle de Siria que presenta todos sus edificios arrasados por las bombas. Se preparan para romper el ayuno del ramadán, en el intermedio de la guerra.

En esta ciudad, la mayor de la Ghuta oriental, en los últimos años siempre había realizado esta comida escondidos en refugios, pero gracias a una tregua ahora es posible hacerlo al aire libre. Y al ponerse el sol, la llamada a la oración del almuédano resuena en toda la ciudad y los musulmanes comienzan a degustar unos albaricoques como preludio de platos más consistentes.

«Después de seis años de guerra en Siria y en la Ghuta en particular, hemos querido aprovechar la calma relativa para hacer felices a las personas», explica a AFP Muayed Mohiedin, portavoz de la asociación local «Justicia», promotora del proyecto.

Espiral de violencia

En mayo, un acuerdo entre Rusia e Irán, que apoyan casi desde el inicio de la guerra al gobierno sirio, y Turquía, que apoya a oposición, provocó que se rebajara la espiral de violencia en muchas regiones del páis. Pero como en otras muchas ciudades rebeldes, Duma, ha quedado absolotamente destrozada por los bombardeos del régimen de Bachar al Asad. Desde que comenzó a ser asediada en 2013, las infraestructuras han quedado completamente dañadas y muchos de sus habitantes no tuvieron más salida que irse a vivir a los refugios.

«Antes esta nueva situación, queremos recordarles el periodo de antes de la guerra, porque estas comidas se parecen a los banquetes nupciales», añade Mohiedin, con respecto a los banquetes que se celebraban antes del estallido de la guerra en 2011.

La asociación «Justicia» organizó en el pasado los iftars (ruptura de ayuno) en mezquitas o en sótanos, a pesar de que esos lugares tampoco eran seguros. «El año pasado organizamos un iftar para 900 personas en una mezquita, pero dos obuses de mortero cayeron cerca», recuerda portavoz de «Justicia».

Todo cambió este año con esta tensa calma y, desde que dio comienzo el ramadán, la asociación ya ha organizado seis iftars al aire libre y tiene previsto celebrar otros cuatro como una clara declaracióin de intenciones.

Una cocina en cada esquina

En cada una de las esquinas se improvisa una cocina. El cocinero, con mandil blanco, llena platos de plástico con arroz con guisantes, un plato tradicional en el mundo árabe. Entonces un voluntario se encarga de servir platos de habas con perejil picado y tomate cortado en dados.

«Nos recuerda a los buenos tiempos», confiesa uno de los participantes en esos banquete, Abu Hashem Mayasa, de 50 años, que añade: «Hay transeúntes que se creen que se trata de una boda».

Según Mayasa, lo mejor es el espíritu de convivencia que se respira en estas comidas, en las que no es que se junto una o dos familias, sino todo un barrio. Con la única salvedad de que están reservados casi exclusivamente a los hombres. La asociación envía la comida a las mujeres a sus casas, después de que esta haya llegado a la ciudad gracias al contrabando y a los acuerdos locales entre el régimen y los rebeldes.

«Esperamos organizar este tipo de iftars en otras ciudades de la Ghuta», afirma Mohiedin.

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