Imagen del barco espía ruso «Liman» tomada en septiembre de 2016
Imagen del barco espía ruso «Liman» tomada en septiembre de 2016 - AFP

Se hunde un barco espía ruso a la entrada del Bósforo sin víctimas aparentes

Este nuevo percance empaña la imagen de las Fuerzas Armadas rusas y compromete la intervención en Siria

Corresponsal en Moscú Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El navío espía ruso «Liman», un antiguo barco de investigación científica reconvertido, se hundió hacia el mediodía de hoy en el Mar Negro, a la entrada del estrecho del Bósforo cerca del puerto turco de Kylios. El buque, perteneciente a la Flota del Mar Negro con base en Sebastopol (Crimea), chocó con el carguero «Ashot-7» con bandera de Togo por razones que no han sido del todo aclaradas. En el momento de la colisión había una densa niebla en la zona.

La colisión causó una vía de agua a estribor (en la parte derecha del casco), bajo la línea de flotación, y la embarcación se fue inmediatamente a pique. El operativo de salvamento fue llevado a cabo por naves guardacostas turcas.

El carguero, sin embargo, sufrió daños menores.

Según el Ministerio de Defensa ruso y pese a que en un principio se habló de 15 «desaparecidos», los 78 tripulantes del barco espía están a salvo. «Todos los miembros de la tripulación del buque de investigación de la Flota del mar Negro Liman fueron rescatados se encuentran sanos y salvos», asegura el comunicado castrense.

Serán ahora trasladados a Sebastopol a bordo del «Ulus-Star», un barco ruso que se encontraba cerca del lugar del siniestro. El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, habló hoy por teléfono con su homólogo turco, Binali Yildirim, para agradecerle la decisiva actuación de su país en el rescate de los marineros rusos.

Los especialistas creen que su misión actual era recoger información de inteligencia relacionada con el ejército ruco

El «Liman» fue botado en 1970 para uso de la flota científica soviética en singladuras de investigación oceánica. Más tarde, tras la desintegración de la URSS, fue convertido en barco espía dentro de la dotación de la Flota del Mar Negro. Los especialistas creen que su misión actual era recoger información de inteligencia relacionada con el dispositivo militar turco, estadounidense y de otros países en Siria. A través del Bósforo pasan constantemente los barcos de guerra rusos de la Flota del Mar Negro con destino a las costas sirias para apoyar las operaciones del Ejército de Bashar al Assad contra los insurgentes.

En ese operativo precisamente participó el portaaviones ruso «Admiral Kuznetsov», dos de cuyos aviones de combate cayeron al mar en noviembre y diciembre del año pasado. Los aparatos, un Mig-29 y un Su-33, no ha sido recuperados debido al alto costo que hubiera supuesto izarlos desde la profundidad a la que se encuentran. No hubo víctimas porque los pilotos lograron catapultarse a tiempo. Ambos incidentes se produjeron en el momento del aterrizaje y a consecuencia de la rotura del cable que en la cubierta debería haber frenado a las aeronaves.

El barco «Liman», a finales de 2016
El barco «Liman», a finales de 2016 - AFP

El peor revés sufrido últimamente en el seno de las Fuerzas Armadas rusas fue el accidente del avión de transporte militar Tu-154, que se precipitó al mar nada más despegar de Sochi el día de Navidad, el pasado 25 de diciembre. Murieron las 92 personas que viajaban a bordo, entre ellos prácticamente todos los componentes del célebre Coro del Ejército Rojo.

Volaban con destino a la base aérea rusa en Latakia (Siria) para amenizar el fin de año a las tropas rusas allí desplegadas. Hasta ahora no se ha facilitado una versión oficial de lo sucedido. La última hipótesis oficiosa aparecida en los medios de comunicación rusos hablaba de «sobrepeso» en el avión, pero acaba de ser desmentida esta semana por el Comité de Instrucción ruso (SK). Una de las cámaras del aeropuerto de Adler (Sochi) mostró una aparente explosión en el horizonte, pero los investigadores aseguran no poder adelantar nada mientras no concluyan las pesquisas.

Desde el inicio de la intervención militar en Siria, el 30 de septiembre de 2015, las autoridades rusas han informado de más de una treintena de bajas en las filas del Ejército. No obstante, la prensa asegura que el número es muy superior.

Ver los comentarios