De izquierda a derecha, los candidatos Carrie Lam, John Tsang y Woo Kwok-hing, durante el debate electoral del pasado domingo en Hong Kong
De izquierda a derecha, los candidatos Carrie Lam, John Tsang y Woo Kwok-hing, durante el debate electoral del pasado domingo en Hong Kong - Reuters

Hong Kong celebra elecciones a jefe del Gobierno local bajo el control del régimen chino

Un comité electoral de 1.200 miembros decide este domingo entre Carrie Lam, que parte con ventaja al contar con el apoyo de Pekín, y John Tsang, el favorito del público

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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Este domingo se celebran elecciones a jefe del Gobierno local en Hong Kong, la antigua colonia británica devuelta a China hace ya dos décadas. Bajo la fórmula de «un país, dos sistemas», el autoritario régimen de Pekín se comprometió entonces a respetar las libertades en dicho territorio, mayores que en el resto del país. Gracias a esta semiautonomía, Hong Kong puede elegir a su jefe ejecutivo – como se denomina al máximo responsable del Gobierno local –, pero a través de una votación indirecta controlada entre bastidores por las autoridades chinas.

De los tres candidatos que se presentan a estos comicios, el favorito en todas las encuestas es John Tsang, antiguo secretario de Finanzas. Pero todo apunta a que ganará Carrie Lam, que fue número dos del anterior jefe ejecutivo y está respaldada por Pekín.

Aunque suene ilógico, esta contradicción es fácil de explicar: en la cita del domingo no participan los 3,8 millones de votantes del censo electoral, sino un comité formado por solo 1.200 miembros que, en teoría, representan a todos los estratos profesionales, sociales, políticos y religiosos de la ciudad. Entre ellos figuran los 70 diputados del Parlamento local formado el pasado mes de septiembre, de los que 40 fueron elegidos mediante sufragio universal y el resto en votaciones celebradas dentro de los distintos gremios de Hong Kong.

El régimen chino forzó la retirada de otros dos aspirantes ficialistas: Regina Ip y Jasper Tsang

Gracias a la influencia en la sombra que el régimen chino ejerce sobre dicho comité, en el que abundan los empresarios y hay hasta magnates con fortunas millonarias, la candidata oficialista, Carrie Lam, parte con ventaja en estas elecciones. Aunque su principal contrincante, John Tsang, asegura contar con el apoyo de 290 miembros del comité electoral, no llegan ni a la mitad de los 601 que necesita para ganar. Todo ello a pesar de salir favorito en las últimas encuestas, desde las del periódico South China Morning Post a las de la Universidad de Hong Kong, que le dan hasta 17 puntos de ventaja sobre Carrie Lam.

Por último, el tercer aspirante en liza, el juez retirado Woo Kwok-hing, ha quedado totalmente eclipsado y apenas tiene opciones.

La votación, que tendrá lugar el domingo por la mañana en el Centro de Exposiciones y Convenciones, será tan reducida que los resultados se conocerán en una o dos horas. Si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta, habrá que ir a una segunda ronda.

Al no ser la favorita del público, sino de Pekín, la más que probable victoria de la oficialista Lam puede exacerbar de nuevo los ánimos en Hong Kong, que en el otoño de 2014 vivió las protestas más multitudinarias de su historia contra el régimen chino. Durante semanas, cientos de miles de personas se movilizaron en la «Revolución de las Paraguas» y tomaron las calles para reclamar sufragio universal y libre presentación de candidatos en los comicios a jefe ejecutivo.

Tres años después de aquel movimiento social, denominado «Ocupar el Distrito Central», su fracaso resulta evidente porque Hong Kong no ha conseguido ni una cosa ni otra: las elecciones del domingo las decidirá el elitista comité de 1.200 miembros entre una terna de candidatos autorizados por Pekín. Concentrando todo su apoyo en Carrie Lam, el régimen chino incluso ha forzado la retirada de otros dos aspirantes también oficialistas, los diputados Regina Ip y Jasper Tsang, que se habían postulado para concurrir en estos comicios.

Lam ha reconocido que el respaldo de Pekín le ha perjudicado

La propia Carrie Lam ya ha reconocido que este respaldo de Pekín le ha perjudicado de cara al electorado general debido al auge del nacionalismo y hasta del independentismo en Hong Kong, que han crecido mucho en los últimos años como reacción al cada vez mayor control de China. Cuando están a punto de cumplirse 20 años de la devolución de esta antiguo enclave británico, que tuvo lugar el 1 de julio de 1997, los más jóvenes se quejan de un progresivo recorte de libertades y alertan de que el régimen terminará eliminando la autonomía de la ciudad. Buena prueba de este temor es la aparición de partidos localistas que, tras las elecciones de septiembre, consiguieron entrar en el Parlamento de Hong Kong, donde dos jóvenes diputados perdieron sus escaños por sus proclamas separatistas durante su toma de posesión.

En medio de esta tensión, la candidata oficialista ha hecho campaña centrándose en la economía y ha evitado asuntos tan espinosos como la reforma política que demanda Hong Kong o las leyes de seguridad que planea Pekín para aumentar su control. Por su parte, John Tsang ha prometido mejoras fiscales, educativas y sociales para recortar las cada vez mayores diferencias económicas en la ciudad, una de las más caras del mundo.

Sociedad polarizada

Para criticar a Carrie Lam, Tsang la ha comparado con el saliente jefe ejecutivo, CY Leung, bajo cuyo mando vivió Hong Kong las masivas manifestaciones de hace tres años. «En muchos aspectos, ella se le parece. Si Carrie Lam sigue el camino de CY Leung, me preocupa que la sociedad hongkonesa se polarice aún más», la atacó Tsang en el último debate televisivo.

Aunque la candidata oficialista era la responsable del Gobierno encargada de negociar con la oposición la reforma política de Hong Kong, la falta de acuerdo ha abierto una división entre los afines al régimen chino y los localistas, cada vez más radicales. Si Carrie Lam sale finalmente elegida como jefe ejecutiva gracias a la «mano negra» de Pekín sobre los 1.200 miembros del comité electoral, la brecha entre el régimen chino y la sociedad hongkonesa puede hacerse insalvable.

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