Miembros de la etnia oromo bloquean una carretera en Etiopía
Miembros de la etnia oromo bloquean una carretera en Etiopía - AFP

El Gobierno de Etiopía amenaza al creciente movimiento secesionista

Al menos 200 personas han muerto desde noviembre en la represión perpetrada por el Ejecutivo en la región del Oromo a causa de las protestas contra un proyecto urbanístico

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El primer ministro de Etiopía, Hailemariam Desalegn, ha asegurado que su Gobierno tomará «acciones decisivas» para prevenir el creciente movimiento secesionista en la región de Oromia. La amenaza se produce después de que activistas locales denunciaran la muerte de al menos 200 personas en la represión desatada contra las protestas de un proyecto urbanístico para expandir la capital, Addis Abeba. Una ampliación territorial que amenazaba las tierras de cultivo de los oromo, el mayor grupo étnico del país y cuya economía se basa principalmente en la agricultura.

En este sentido, el primer ministro etíope asegura que «fuerzas destructivas» apoyadas por la vecina Eritrea han lanzado una campaña para promover la secesión regional.

Las manifestaciones, mayoritariamente de estudiantes, comenzaron en noviembre en la ciudad de Ginchi, donde un proyecto de ampliación implica la destrucción de un bosque.

La violencia se extendió rápidamente a otras zonas del país, en la peor crisis política desde las matanzas postelectorales de 2005.

Sin embargo, a mediados de enero la Organización Democrática del Pueblo de Oromo (OPDO) -uno de los cuatro partidos que forman la coalición gubernamental del Frente Democrático Revolucionario de los Pueblos Etíopes (EPRDF)- aprobaba una resolución para poner fin al proyecto urbanístico.

Ya entonces, los manifestantes se mostraban recelosos sobre el cumplimiento efectivo de la promesa gubernamental. Más que nada ante la dialéctica empleada. Y parece que el tiempo ha dado la razón a sus temores: desde principios de año la represión ha continuado. Por ejemplo, según denuncian varios activistas, el 10 de enero las Fuerzas Armadas lanzaban una granada contra un grupo de estudiantes en la Universidad de Jimma, en la Oromia Occidental. Posteriormente, las tropas atacaron los dormitorios del centro educativo.

Expropiados sin compensación

En las elecciones parlamentarias de junio, el gobernante Frente Revolucionario Democrático del Pueblo Etíope (EPRDF) y sus aliados se hacían con el 100% de los escaños en juego. De forma paralela, el actual primer ministro, quien en 2012 asumió el cargo tras la  muerte de su antecesor, Meles Zenawi, en el poder durante 21 años, continúa con su campaña de hostigamiento a ciertos grupos. Precisamente, la «causa Oromo» (en el último censo de 2007 figuraba como el mayor grupo étnico del país, con un tercio de la población) es uno de los principales conflictos a los que se enfrenta el país.

Ya en abril de 2014, Etiopía experimentó unas protestas similares. La explosión demográfica de la capital, Addis Abeba, ha motivado el desalojo de las tierras de cultivo y bosques de la vecina Oromia. Se estima que, en la última década, más de 150.000 agricultores oromo han sido expropiados de sus tierras sin compensación adecuada.

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