Jeremy Corbyn, en un mitin en Hudersfield
Jeremy Corbyn, en un mitin en Hudersfield - AFP

Corbyn promete la mayor carga fiscal en 70 años

Su programa electoral ofrece matrículas universitarias gratis y nacionalizar el ferrocarril y el agua

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Desde la revolución thatcheriana imperaba en la política británica un cierto consenso sobre que lo ideal es tender a menos impuestos y menos endeudamiento de las arcas públicas. El Partido Laborista de Jeremy Corbyn, que ha sido este martes el primero en presentar su programa electoral, rompe con ese paradigma y aboga directamente por disparar el gasto público, la carga fiscal y el endeudamiento. El Instituto de Estudios Fiscales, un respetado organismo independiente, calcula que si lo que propone Corbyn se llevase a cabo, la carga fiscal en el Reino Unido sería la mayor de los últimos setenta años. Theresa May ha calificado el programa de su adversario de «sinsentido económico que quebraría el país».

Socialismo a caño abierto: carísimas promesas de más gasto social sufragadas a golpe de subidas de impuestos y más intervencionismo estatal.

Corbyn anunció la supresión de las matrículas universitarias y la nacionalización del ferrocarril y diez compañías inglesas de servicio de aguas. También anuncia pasos para que el sector de la energía pase a manos estatales. Subirá la inversión en la sanidad pública hasta el equivalente a 40.000 millones más hasta 2022 y creará más plazas gratuitas de guardería. También promete construir cien mil viviendas sociales cada año.

A diferencia de la política española, donde los números no se miran mucho, la británica exige cuantificar las promesas. Los laboristas calculan que su paquete social costaría el equivalente a 56.600 millones de euros más de gasto público. ¿Y cómo se financiaría? Pues con la receta clásica del socialismo: más impuestos. Los británicos que ganen más del equivalente a 93.200 euros anuales verían subido al 45% el impuesto de la renta y los que perciban más de 143.300 euros entregarían la mitad de lo que cobran al fisco.

Las empresas se verían también castigadas por una mayor carga impositiva. Mientras que los conservadores proponen ir bajando gradualmente el impuesto de sociedades para hacer al país más competitivo, Corbyn aboga por subirlo del 19% actual al 26%. También se anuncia la llamada «Tasa Robin Hood», sobre las transacciones bancarias. Especialmente llamativa resulta la creación de un gravamen sobre los sueldos más altos, a fin de mitigar la desigualdad social. Las empresas pagarán un 2,5% por cada empleado que gane más del equivalente a 384.000 euros anuales, que será del 5% en el caso de los que perciben más de medio millón de libras al año.

Corbyn y su equipo aseguran que se trata de un programa «radical, responsable y de esperanza, creíble y muy bien pensado». Los conservadores replican que «no salen las cuentas». Una opinión que comparte el Instituto de Estudios Fiscales, que cree que en la práctica con esas subidas de impuestos no se recaudaría ni la mitad del nuevo gasto público comprometido. La patronal británica, la CBI, acusa a los laboristas de «priorizar el intervencionismo estatal sobre el emprendimiento» y demandan «una agenda que promueva la competitividad».

En el otro tema estelar del debate político, el Brexit, Corbyn promete que garantizaría al instante los derechos de los ciudadanos comunitarios que viven en el Reino Unido. También asegura que no dejaría la UE sin alcanzar un nuevo acuerdo de relación con ella. Los laboristas admiten que tras el Brexit tendrá que acabar la libre circulación de comunitarios, pero recomiendan controlar la inmigración «de un modo razonable».

Ligera remontada

El veterano líder laborista, de 67 años ha remontado algo en las encuestas desde los 22 puntos por detrás con que comenzó la campaña. La última del diario que lo apoya, «The Guardian» lo sitúa a diez puntos, lo cual sigue siendo un pésimo resultado que otorgaría a May una cómoda mayoría absoluta.

Se da la paradoja que las promesas radicales e intervencionistas que está lanzando el partico cuentan con apoyo del público en los sondeos, sin embargo ese sustento se desploma cuando se aborda en concreto la figura de Corbyn como primer ministro. Ayer, en la presentación del programa, en la Universidad de Bradford, un periodista preguntó al líder laborista por esa paradoja y fue abucheado por el público. «Dejadlo, que aquí no hay culto a la personalidad», pidió Corbyn a los suyos, y explicó que «yo concibo el liderazgo como escuchar lo que dice la gente, entendiendo la presión que sufren en sus vidas».

Mientras, May, más enganchada en la Inglaterra real, aceptó las preguntas de los niños de una escuela y les contó que le encanta Harry Potter y que se ha leído todas sus novelas. Fue el día de la magia, que también impregna el programa laborista.

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