Corbyn se aferra al cargo pese a ser vapuleado por sus diputados

El 81 % votó en su contra en una moción de confianza que no es vinculante

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La galerna del Brexit ha tambaleado el liderazgo de los dos grandes partidos británicos. Los conservadores conocerán el 9 de septiembre quién es el sustituto de Cameron, según el calendario ratificado ayer. Boris Johnson y Theresa May, la ministra del Interior, emergen como posibles finalistas. En el Partido Laborista, la ardorosa revuelta interna contra Jeremy Corbyn se sustanció ayer en una votación de confianza, en la que el veterano líder fue vapuleado, aunque se niega en redondo a marcharse. El 81 % de los diputados laboristas votaron contra él (172-40, con cuatro abstenciones). La moción es simbólica, no lo obliga a renunciar según los estatutos del partido, pero supondrá el paso previo a que se presente una candidatura que lo desafíe en nuevas primarias.

Corbyn, una de cuyas características es la testarudez, ha dejado claro que él se amarra al sillón. Amenaza con que se presentará a todos los comicios internos que se abran, porque confía en que las bases lo respaldan. Fue elegido el pasado septiembre, con un triunfo arrollador del 59,5% de los votos. Según una encuesta de YouGov entre dos mil militantes, podría salirse finalmente con la suya, porque aunque el aparato lo detesta, en el sondeo recibe el apoyo del 65% de las bases y solo un 24% quieren que se vaya.

Nada más conocer el voto de reprobación de su bancada, emitió un comunicado retador: «He sido elegido democráticamente como líder de nuestro partido por el 60% de la militancia laborista y no los voy a traicionar renunciando. La votación de los diputados carece de legitimidad constitucional. Somos un partido democrático, con unos principios claros. Nuestro partido necesita que los militantes, los sindicatos y los diputados laborista estén unidos tras mi liderazgo en un momento crítico de nuestro país».

Castillo de naipes

Incluso alardea de sus supuestos éxitos. Sostiene que ha ganado varias batallas contra las «políticas de austeridad» de Cameron, que se impuso en las municipales de mayo -lo cual es cierto- y que dos tercios de los votantes laboristas han apoyado a Remain en el referéndum del pasado jueves.

En la noche del pasado sábado, Corbyn cesó al ministro de Exteriores de su Gobierno en la sombra, el moderado Hilary Benn, un hombre de alto predicamento en el partido y que podrían haber instigado el golpe. A partir de ahí se inició un rosario de dimisiones en su ejecutiva, más de treinta, que provocaron la moción de confianza.

Corbyn ha ido cubriendo a salto de mata las bajas en su equipo. Ayer tarde reunió en el Parlamento a su nuevo gobierno en la sombra. A la misma hora, en la Portcullis House -el distintivo edificio moderno al otro lado del Big Ben que también forma parte del Parlamento-, sus diputados votaban masivamente por quitárselo de encima.

La reunión del Gobierno en la sombra tuvo su pequeña anécdota, ilustrativa del berenjenal en que vive el líder. Primero invitó a un equipo de la cadena Sky al grabar el encuentro. Pero cuando las cámaras empezaron a filmar, fue pillado diciendo a su jefe de prensa: «Seamus, igual esto no ha sido buena idea». Acto seguido echó al equipo de televisión. Los micrófonos lo registraron todo y fue el cachondeíllo de la tarde.

Elecciones anticipadas

Los rebeldes le reprochan que carece de perfil de primer ministro y que ha hecho una campaña deplorable en el referéndum de la UE. Realmente pidió el apoyo para el Remain con argumentos muy confusos, poquísimos mítines y tono euroescéptico, acorde a su querencia política de siempre (eligió el «no» al Mercado Común en el referéndum de 1975). Hasta se rumorea, medio en broma y medio en serio, que pudo haber votado a favor del Brexit, algo que su equipo ha negado. Su hermano, Piers Corbyn, sostiene que Jeremy votó por la salida.

Pero lo que ha animado a los moderados a amotinarse es que probablemente habrá elecciones anticipadas en otoño, o a comienzos del invierno. Saben que con Corbyn naufragarán, y más si su adversario tory es un político tan popular como Boris Johnson, con aureola de estrella del rock y un superdotado propagandista de sí mismo.

Para desafiar a Corbyn y convertirse en candidato en unas nuevas primarias, cada aspirante necesita reunir el apoyo al menos un 20% de los diputados laboristas. La alternativa para intentar derrocarlo podrías ser Angela Eagle, de 55 años, la primera diputada con una hermana gemela en los Comunes. Estudió en Oxford, fue secretaria de Estado del Tesoro bajo Gordon Brown y es una lesbiana que salió del armario en 1997. Hará equipo con el actual número dos del partido, el moderado Tom Watson, de 49, un pícnico simpático, de perfil pachorra, al que el incendio político pilló en Glastonbury, viendo a Adele desde el barrizal.

Ver los comentarios