Cinco años de la tragedia del Costa Concordia

Eran casi las diez de la noche del 13 de enero 2012 cuando el crucero Costa Concordia chocaba con un escollo frente a la isla de Giglio, en el archipiélago de Toscana. El enorme impacto causó la apertura de un boquete de unos 70 metros de longitud en el lado izquierdo de la nave. A bordo viajaban 4.229 personas (3.216 pasajeros y 1.013 miembros de la tripulación): Perdieron la vida 32 y 157 resultaron heridos. Una de las víctimas fue el español Guillermo Gual, de 68 años, que formaba parte de un grupo procedente de Palma de Mallorca. El Costa Concordia se cobró otra víctima española un año después: Israel Franco Moreno, de 42 años, un buzo que participaba en los trabajos de reflotamiento del buque.

Todos los italianos tienen en su recuerdo las imágenes de aquella tragedia: Los pasajeros aterrorizados y envueltos en mantas, los socorristas empeñados en las tareas de rescate y la generosa colaboración de los habitantes de la isla. Veinte meses después de encallar, se pudo enderezar de nuevo la nave, tras una operación de ingeniería sin precedentes, en la que participaron 500 personas y que tuvo un coste de 450 millones de euros. El Costa Concordia, de 290 metros de eslora y 61 de manga, pasó de ser la joya de la marina italiana a un buque que acabó en julio del 2014 en el puerto de Génova para su desmantelamiento definitivo.

El capitán Schettino, un cobarde

El gran protagonista de este desastre sin precedentes en la historia de la marina italiana fue el capitán Francesco Schettino, 57 años, que siempre será recordado por su cobardía, al abandonar la nave en plena tarea de rescate de pasajeros. Fue acusado de homicidio culposo, desastre y abandono del buque. El naufragio se debió a un «error humano» de Schettino, quien fue condenado a 16 años y un mes, además de la prohibición para siempre de ejercer cargos públicos. Esta sentencia en el juicio de primer grado fue confirmada en el Tribunal de apelación, aunque Schettino recurrió al Tribunal supremo pidiendo la anulación de la sentencia.

Indemnizaciones

En abril del pasado año el Tribunal Supremo español confirmó las indemnizaciones que Costa Crociere, el operador de cruceros, tenía que pagar por daños físicos y morales a cada uno de los 22 españoles que pasaban sus vacaciones en el Costa Concordia. El alto tribunal exigió a la empresa propietaria del buque el pago de 12.000 euros por daños morales a cada uno de ellos por la ansiedad, angustia y estrés que vivieron en la noche del naufragio. Además, los 17 que sufrieron lesiones percibieron una cantidad adicional. La Asociación de Afectados Españoles por el Costa Concordia había solicitado una indemnización de 60.000 euros por cada pasajero.

«En abril, la palabra fin»

Como sucede en cada aniversario, en la isla de Giglio se recuerda la catástrofe con una misa en la iglesia de los santos Lorenzo y Mamiliano, realizándose después una concentración ante la lápida del muelle que recuerda la tragedia, una ceremonia que se concluye lanzando una corona de flores donde el crucero Costa Concordia encalló, en recuerdo y homenaje a las víctimas. El alcalde de la isla de Giglio, Sergio Ortelli, ha comentado que en abril próximo se completará la labor de limpieza general del fondo del mar: «Será entonces cuando escribiremos la palabra fin al tormento de la nave Concordia». No podrán decir lo mismo los familiares de las víctimas. El dolor de las familias, que vieron naufragar en las aguas de Giglio a sus seres queridos, sueños y ambiciones, nunca tendrá fin.

El Concordia en museo

La tragedia será recordada en el Galata Museo del Mar de Génova, que dedicará al Costa Concordia una sección del más importante museo marítimo del Mediterráneo. Contará con documentos y restos recuperados del interior del buque, para conservar la memoria del naufragio de la más grande nave de pasajeros, así como la mas extraordinaria obra de recuperación naval jamás realizada.