Kraftwer interpreta «Radioactivity» en Chicago en marzo de 2014
Kraftwer interpreta «Radioactivity» en Chicago en marzo de 2014 - ABC
TREINTA ANIVERSARIO

Chernobil, la catástrofe que cambió la letra de una canción

Editada en 1975, «Radioactivity» fue recompuesta en 1991 para dejar atrás su equidistancia original y lamentar de forma explícita la tragedia de la central atómica ucraniana

Madrid Actualizado: Guardar
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El viejo sueño de Kraftwerk, o de Ralf Hütter, comisario encargado de exponer en la actualidad las obras maestras de la banda alemana, consistía en tocar a distancia su repertorio, a través de robots programados y maquinados desde su estudio. Puestos a despersonalizar y a llevar al extremo el proceso sintético tramado por el compositor alemán, de emisor a receptor, la central nuclear de Chernobil no sería mal lugar para estrenar el espectáculo. Habría que quitar de en medio a los turistas que se acercan por allí, pero quedaría bastante chulo.

La relación de Kraftwerk con la radiactividad ha tenido sus altibajos en los últimos años. En 1975, el grupo lanzó su «Radio-Aktivität», un álbum temático sobre las ondas radiofónicas, la propaganda totalitaria, la libertad de información o el estrellato proporcionado por las emisoras de FM que incluía una canción -simple juego de palabras, como el que daba título al álbum- sobre el descubrimiento y la universalización de la energía atómica

. Una maravilla.

En 1991, Kraftwerk resucita con un álbum de remezclas en el que traiciona la idea original de «Radioactivity»

Aunque durante la promoción del disco se pudo ver a los miembros de Kraftwerk visitando centrales nucleares, bastante satisfechos con los materiales radiactivos que los rodeaban, su canción no pasaba de ser condescendiente con la industria nuclear. Ni fu ni fa. «Is in the air for you and me». Es lo que había. Es lo que hay.

Fue el accidente de Chernobil lo que forzó un cambio de timón que, para muchos, supone una mancha en el impecable expediente del cuarteto germano, cuyo visionario y provocador discurso ha permanecido inalterado durante más cuatro décadas, como una ecuación cuyo significado tenía que resolver cada cual, sin catequesis morales. En 1986, la nube contaminada de la central ucraniana debió de pasar muy cerca del Kling Klang estudio de Kraftwerk para que, en adelante, la letra de «Radioactivity» fue modificada y transformada en una señal de alerta. Los alemanes se quitaron el mono desechable y, de paso, se bajaron los pantalones.

En 1991, cuando la banda salió de su letargo para remezclar sus grandes éxitos, «Radioactivity» pasó a ser «(Stop) Radioactivity». Cuatro escenarios de accidentes atómicos -Chernobil, Harrisburg, Sellafield y Hiroshima- eran recitados por una vez sintética en la introducción de la canción y sobre los códigos morse que la identifican. Para más inri, un verso de estreno («Chain reaction and mutation/ Contaminated population») terminaba de estropear la pieza original, cuya esencia fue pervertida para adecuarse a una corrección política que desentona en la obra de Kraftwerk como una zambomba.

De Hiroshima a Fukushima

Transformada en un work in progress, «Radioactivity» no ha dejado de degenerar. Tras el terremoto de marzo de 2011 en Japón y la inmediata desestabilización de la planta de Fukushima, Kraftwerk volvió a liarse las flores a la cabeza y cambió el Hiroshima de la introducción de la canción por Fukushima. En el MoMa, al año siguiente del siniestro nipón, los alemanes estrenaron la versión en japonés de «Radioactivity». Un día de estos cambian Sellafield por Palomares y la escuchamos en castellano, como cuando «Electric Cafe», versión española.

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