Ben Carson durante un acto en una universidad de Virginia este miércoles
Ben Carson durante un acto en una universidad de Virginia este miércoles - AFP

Carson no cede, Rubio supera otra vez a Bush y Ted Cruz se hace fuerte

Trump, más débil cada debate que pasa, sucumbe en inmigración y política exterior

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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La carrera republicanava definiendo trazos, pero no termina de romper. La particular división que marca este proceso, entre populistas o antiestablishment y candidatos del partido, genera a su vez pugnas por el liderazgo en cada grupo. Siguiendo este esquema, en el cuarto debate conservador, Ben Carson se impuso a Donald Trump, Marco Rubio volvió a ser mejor que un Jeb Bush algo recuperado, pero aún débil, y Ted Cruz y Carly Fiorina, que entrarían en el primer pelotón aunque con una personalidad diferenciada, lograron acentuar su perfil con una buena actuación: ambos ya son aspirantes reconocibles. Podría concluirse que para John Kasich y Rand Paul ha empezado la cuenta atrás, pese a algunos momentos destacados.

El mayor cambio vino en el contenido y la ordenada puesta en escena.

Veremos por cuánto tiempo, el escenario del Milwaukee Theater, en el norteño estado de Wisconsin, mostró ayer una imagen de mayor unidad republicana. No tanto por la química entre los aspirantes, que también protagonizaron momentos de pugna, como por un coincidente cambio de estrategia de arremeter contra el enemigo común: los demócratas, el presidente Obama y Hillary Clinton. A diferencia de los tres debates anteriores, en parte porque ya sólo había ocho aspirantes y por la labor menos agresiva de los moderadores, también fue el primer encuentro en que se pudo obtener una idea aproximada de lo que propone cada candidato en inmigración, fiscalidad y política exterior.

Marco Rubio, el senador de padres cubanos, sigue su progresión y empieza a hacer visible un discurso compacto. Aunque está visto como candidato de partido, su oratoria enérgica y su mensaje de relevo generacional le otorga un plus de imagen de frescura y cambio dentro de la línea tradicional conservadora, de la que carece Jeb Bush; el exgobernador de Florida mejoró actuaciones pasadas, incluido un victorioso mano a mano con Trump sobre Siria, pero no logra sacar rédito a sus intervenciones ni definir un contenido propio. Tiene mensaje pero no lo transmite.

Programa desconocido

Carson también fue mejor que Trump. Aunque el programa del neurocirujano negro sigue siendo desconocido y su ignorancia sobre política exterior y economía son manifiestas, ayer protagonizó el mejor debate, ayudado por un cierto victimismo tras las investigaciones sobre su pasado protagonizadas por algunos periódicos. Si habitualmente muestra la misma verborrea inútil que Trump, ayer fue más incisivo y directo con un mensaje conservador que gusta a la tradicional parroquia republicana. Para Donald Trump, cada debate es un pequeño paso atrás.

Si en política exterior su falta de contundencia contra Putin y sobre la presencia de Estados Unidos en Siria le granjearon también un correctivo de la exejecutiva Carly Fiorina, resultó demoledora para él la frase de Kasich de que su idea de deportar a casi 12 millones de ilegales «es una propuesta infantil». La debilidad del millonario neoyorquino en cada intercambio público con sus contendientes contrasta con su gancho como personaje de televisión, que le mantiene en cabeza en los sondeos junto a Carson. Otro de los triunfadores, Ted Cruz, se está haciendo fuerte con un mensaje puramente conservador, siempre con alusiones religiosas y con una habilidad innata para hacer un mitin de cada debate. Sabe dirigirse a las cámaras y situar con naturalidad su discurso donde le conviene.

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