La autopsia a Litvinenko fue la más peligrosa realizada en Occidente

El cadáver del exespía ruso envenenado con polonio 210 fue enterrado en un ataúd sellado en el cementerio londinense de Highgate

MADRID Actualizado: Guardar
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El informe de la investigación llevada a cabo por la justicia británica sobre el asesinato de Alexander Litvinenko, que ve probable que contara con la aprobación del presidente ruso Vladimir Putin, considera que el envenenamiento del exespía con polonio 2010 es «un indicador muy claro de la implicación del Estado». Sostiene incluso que la elección de esa muerte lenta por radiación buscaba «enviar un mensaje».

El polonio 210 es un isótopo del polonio, un raro metaloide radiactivo que se produce de forma natural en muy bajas concentraciones o de forma artificial en reactores nucleares. Una intoxicación con grandes dosis puede tardar varios días en ser diagnosticada, y no tiene cura.

Litvinenko falleció el 23 de noviembre de 2006 en la unidad de cuidados intensivos del University College Hospital de Londres, veinte días después de tomar un fatídico té con dos antiguos colegas de los servicios secretos rusos en un hotel de Londres.

El exespía ruso pronto sospechó que había sido envenenado, puesto que tomó potásico férreo, un antídoto del talio. Este era un veneno utilizado en operaciones secretas por ser insípido, incoloro e inodoro. Se equivocó.

«Parece que Litvinenko ingirió una gran cantidad de polonio-210 alrededor del 1 de noviembre de 2006, principalmente o totalmente, vía oral, más que por inhalación», señaló ante el juez Robert Owen el médico forense del Ministerio del Interior británico que se ocupó de la autopsia, Nathaniel Cary.

El forense explicó que el exagente del KGB, que perdió todo el pelo en sus últimos días de vida, presentaba signos de fallo multiorgánico como resultado de envenenamiento agudo por radiación. La causa de la muerte fue síndrome por radiación aguda, precisó el patólogo.

La autopsia a Litvinenko se llevó a cabo el 1 de diciembre de 2006, solo 7 días después de su muerte. «Ha sido descrita como la autopsia más peligrosa realizada alguna vez en el mundo occidental, y creo que es cierto», afirmó Cary durante la investigación pública en la Corte Real de Justicia de Londres.

Todos los que participaron en el estudio tuvieron que vestir trajes protectores para protegerse de la radiactividad que emanaba del cuerpo del exespía, el local donde se practicó la autopsia estuvo previamente aislado y el aire que respiraban los forenses era filtrado.

Litvinenko, de 43 años, fue enterrado días después en el cementerio londinense de Highgate en un ataúd especial hermético para evitar un escape de radiación, aunque no trascendieron más datos sobre las características.

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