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«Aquí gobierna Bloque Negro»

Quiénes son y que quieren los manifestantes de Bloque Negro que están destrozando el centro de Hamburgo?

Berlín Actualizado: Guardar
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Hamburgo amanece hoy como un campo de batalla en el que todos parecen haber perdido. Tras otra larga noche de disturbios, la policía hace recuento de daños, especialmente en el distrito de Schanzenviertel, donde un supermercado fue saqueado por una turba de unas 500 personas y terminó incendiado. También han ardido varias decenas de coches, y hay más de 200 agentes heridos debido a las barras de hierro, cócteles molotov, bengalas y piedras con los que fueron agredidos por los manifestantes.

Organizaciones presentes en la contra cumbre paralela a la reunión del G20, como Greenpeace, Campact, Bund y Oxfam, que están en Hamburgo para reclamar a los países más ricos del mundo políticas contra el cambio climático y esfuerzos solidarios que permitan un escenario global más equitativo, condenan con la boca pequeña la norme agresividad y violencia gratuita desatada en las calles de Hamburgo por los más radicales, los que dejan a su paso un rastro de destrucción y pintadas en las que puede leerse «Aquí gobierna Bloque Negro».

La ciudad se debate entre el estupor, las dudas sobre a quién reclamar por los daños sufridos y el cálculo sobre si merece la pena, a este precio, lanzar a todo el mundo la imagen de su nueva sala de conciertos, la magnífica Ellbfilharmonie, a orillas del Elba, icono de esta reunión del G20. Pero sobre todo ello se impone la pregunta sobre quiénes son y qué quieren los radicales violentos de «Bloque Negro».

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La policía considera que el difuso Bloque Negro está integrado por unas 8.000 personas procedentes de todo el mundo y que han acudido a Hamburgo convocados a una marcha denominada «Bienvenidos al infierno». Sus consignas son distribuidas a través de las redes sociales, donde puede apreciarse también su generalizada resistencia a una intervención rusa en Siria y su fobia a todo lo que tenga que ver con Donald Trump. No se trata, aparentemente de un grupo estructurado, no hay que aparecer en ningún registro para participar en sus orgías de destrucción, que vienen repitiéndose desde 1991, primeras escaramuzas contra la Guerra del Golfo, y 1999, cumbre de Seattel en la que se dieron a conocer al mundo. Nacieron inspirados en el movimiento alemán «Autónomos», anticapitalistas que cada primero de mayo entablaban batalla campal con la policía en los años 80 y 90. En sus comunicaciones proliferan ahora también los mensajes de rechazo a la represión contra la disidencia del gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan, o contra la corrupción en Brasil, pero no consta la defensa de los Derechos Humanos y prácticas de transparencia en regímenes también criticables como el de Venezuela.

El organizador de «Bienvenidos al infierno», el conocido activista alemán Andreas Blechschmidt, pertenece al colectivo «Rote Flora» (Flora roja), cuya sede se encuentra a escasa distancia del centro de congresos donde se reúnen los líderes de las potencias industrializadas y los países emergentes. Blechschmidt ha criticado en declaraciones a la cadena regional NDR la violencia desatada en las calles de Hamburgo y que considera «equivocada, tanto desde el punto de vista político como del contenido». «No había que quemar coches de los vecinos, sino denunciar que los responsables de hambrunas y guerras son los líderes del G20».

«Las políticas del G20 son responsables a nivel global de condiciones infernales de vida, como el hambre de millones de niños, la guerra y el desastre climático. Eso es lo que queremos mostrar al mundo demostrar la impostura del G20», explica. En su página web, el movimiento de protesta se describe a sí mismo como una «alianza autónoma y anticapitalista contra el G20» y llama a convertir Hamburgo en un «lugar de conflicto social que demuestre que el capitalismo en vulnerable».

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La policía ha detectado diversos niveles de violencia y agresividad en subgrupos entre los que considera más peligrosos a los autodenominados «anárquicos», protagonistas de Génova en 2001. Dicen luchar «contra el sistema», sin propuestas alternativas de ningún tipo y sin líderes o representantes reconocibles. Y dentro de este grupo es precisamente donde surgió «Bloque Negro», una «no organización», « sin líderes ni programa», pero que se propone «poner fin al capitalismo y reemplazarlo por un sistema libertario donde «el dinero y el Estado no tengan poder». Además de esta seña de identidad, se identifica a sí mismo por una estrategia de protesta que consiste en la confluencia de efectivos que no se conocen entre sí desde todas partes del mundo, se identifican entre sí por ir vestidos de negro y con el rostro cubierto, y actúan do forma bien organizada. A través de aplicaciones como Telegran comparten información logística y cooperativa para hacer más destructivas sus apariciones. Su táctica consiste en hacerse presentes repentinamente en un punto concreto y en pocos minutos incendiar coches, romper escaparates, quemar mobiliario urbano, incluso levantar adoquines, y firmar con pintadas en las paredes su paso por allí. «Ataquemos como una plaga de langosta ante la que no pueden defenderse, seamos su maldición», se transmiten entre ellos.

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