Combatientes chiíes hacen frente al Estado Islámico en la provincia iraquí de Salahedín este martes
Combatientes chiíes hacen frente al Estado Islámico en la provincia iraquí de Salahedín este martes - afp

Un ejército de suicidas blinda al Estado Islámico

Los terroristas atacan Ramadi con medio centenar de kamikazes al volante de vehículos bomba en 48 horas

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El grupo yihadista Estado Islámico (EI) se hizo con Ramadi y defiende la capital de la provincia iraquí de Al Anbar a base de coches y camiones bomba. Un ejército de suicidas acabó hace diez días con los últimos focos de resistencia del Ejército de Irak –se calcula que medio centenar de vehículos bomba explotaron en 48 horas, según el testimonio de un oficial kurdo citado por el portal de noticias Rudaw- y de nuevo los kamikazes sorprendieron a las milicias chiíes (Hashd Al Shaabi, según se les llama en árabe) y a las tribus suníes leales a Bagdad en las primeras horas de su ofensiva para intentar retomar el control de Al Anbar. Al menos 30 hombres perdieron la vida a causa de los atentados suicidas llevados a cabo por cuatro terroristas que se inmolaron en un ataque al cuartel general de las fuerzas de seguridad en Al Karma, cerca de Faluya, segunda ciudad más importante de la provincia, según una fuente militar citada por el portal iraquí Shafaq News.

Los kamikazes son el arma más efectiva de unos yihadistas que se enfrentan ahora a los miles de voluntarios chiíes de las Unidades de Movilización Popular, responsables de liderar una operación bautizada como «Labaik Ya Husein» (A tus órdenes Husein), un eslogan en honor al nieto de Mahoma, muerto en el siglo VII en la batalla que dio origen al cisma en el Islam entre suníes y chiíes. La elección de este nombre fue criticada por el clérigo radical chií Muqtada Al Sader, para quien puede ayudar a »alentar aun más la tensión sectaria» en Irak.

Avances chiíes

Las primeras horas de la ofensiva permitieron a los milicianos tomar dos barrios de Ramadi (Al Taesh y Al Hmeyrah) y aproximarse a la universidad de Al Anbar, anunciaron sus responsables en el parte de guerra diario que hacen público los paramilitares. Como ocurrió en Tikrit hace siete semanas, los primeros movimientos se están produciendo sin cobertura aérea de la alianza que lidera Estados Unidos. La relación entre Washington y Bagdad no pasa por sus mejores momentos después de que el secretario de Defensa, Ashton Carter, acusara a las fuerzas iraquíes de «falta de voluntad» para combatir al EI.

Los suicidas son «mártires que van directos al paraíso a lomos de sus caballos», en referencia a los vehículos que conducen para atentar, según los textos que el grupo yihadista cuelga en las redes sociales para atraer seguidores. Gracias a su auto inmolación se le abren las puertas del paraíso de Alá, una promesa que dependiendo de la interpretación del religioso que la realice puede incluir la presencia de 72 vírgenes a la espera del shahed (mártir).

El califa, Abu Baker Al Bagdadi, tiene muy claro que necesita este tipo de combatientes y en uno de sus últimos discursos, colgado en las redes el 27 de abril, llamó a emires y combatientes sirios a cruzar la frontera y servir como voluntarios en suelo iraquí. Al Bagdadi demanda kamikazes, suicidas que «no miran atrás y no dejan sus armas hasta su muerte o hasta que Dios les otorgue la victoria» y abre las puertas del paraíso también a las esposas de los yihadistas, que incluso podrían optar al martirio sin consultarlo con su esposo. Un comunicado difundido por el EI a través de las redes anuncia que «aquellas mujeres que se han casado con nuestros hombres pueden inmolarse sin su permiso». Estos días, en Ramadi, parece claro que el llamamiento del califa ha recibido la respuesta esperada.

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