La abogada de Dzhokhar Tsarnaev, Judy Clarke
La abogada de Dzhokhar Tsarnaev, Judy Clarke - REUTERS

En defensa del mal: cuando tu deber es ser abogado de un asesino

El caso de Judy Clarke, defensa del único acusado por los atentados del maratón de Boston, abre múltiples interrogantes

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«Fue él y ahora mi cliente debe rendir cuentas por cometer un ataque incomprensible e inexcusable». Con absoluta entereza la abogada Judy Clarke pronunció estas palabras para referirse a Dzhokhar Tsarnaev, acusado por los atentado del maratón de Boston de 2013 y cuyo juicio acaba de comenzar.

Es la primera fase de un proceso judicial que se da en un contexto de evidente consternación: Boston y todo el país tienen que revivir ahora el que ha sido el peor atentado en territorio estadounidense desde el 11-S. De ahí que todo haya sido complicado -la selección de los doce miembros del jurado ha retrasado más de un mes el inicio del juicio- y de ahí que la defensa de Tsarnaev no la encabece una abogada cualquiera.

Clarke ha pasado por alto la primera fase del juicio, dedicada a determinar si el joven de 21 años es culpable de los ataques, y ha pasado a su objetivo, el de la segunda parte: conseguir que no se imponga, como pide el Gobierno de Estados Unidos, la pena de muerte a su cliente. Salvando las diferencias, esta meta no le es nueva a esta abogada de 62 años, conocida por ser capaz de sacar a la luz el lado «humano» de acusados a los que nadie quiere defender.

Fue ella la que asumió el caso de Theodore Kaczynski, que entre 1978 y 1995 se dedicó a librar una violenta cruzada contra la civilización industrial a través de paquetes-bomba que costaron la vida a tres personas y que causaron mutiladoras heridas a casi treinta, logrando salvarle de la pena de muerte. También se encargó, consiguiendo la misma condena «salvatoria», del acusado del atentado con bomba de los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996, Eric Robert Rudolph. Asume así casos en los que la ética profesional choca con lo moralmente aceptado y es capaz de hacer que sus clientes terminen mostrando su lado más humano, una tarea que no todos los letrados están dispuestos a asumir.

La culpabilidad del cliente

Miguel A. Ramiro Avilés, profesor Titular de Filosofía del Derecho en la UAH, explica a ABC.es cómo se asume un caso así. «La moralidad aceptada no puede ser un límite en el derecho de defensa ni en el ejercicio profesional de la abogacía. Si fuera así, todas las personas que tienen éticas privadas, planes de vida, que son diferentes a los de la mayoría serían/estarían 'condenadas' de antemano. Obviamente, el que opina de forma diferente no puede usar métodos violentos para conseguir sus objetivos. Esos métodos quedan descartados, pero sí tiene derecho a ejercer libremente y en igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos el derecho a la libertad de conciencia, a la libertad de expresión».

Partiendo de esta base, el abogado defensor, explica Ramiro Avilés, en todo caso, «deberá presentar todas las pruebas que estime oportunas para defender los intereses de su cliente. El abogado es independiente, pero no imparcial porque debe velar en todo momento por los intereses de su cliente».

En este sentido, «Gentle Judy», como se conoce a la abogada de Tsarnaev, consciente de que parte de la culpabilidad de su cliente, tiene como misión salvarle de la condena a muerte. Para ello su estrategia pasa por centrar toda la atención en el hermano mayor, Tamerlán, al que acusa de ser el verdadero cerebro que está detrás de los atentados.

«Fue Tamerlán Tsarnaev quien se radicalizó, fue Dzhokhar quien le siguió. Fue un camino diseñado por su hermano el que le condujo a la calle Boylston, donde ambos colocaron las bomas», aseguró la abogada durante el juicio. El plan pasa, por lo tanto, por esa influencia de un hermano mayor convertido en mentor del menor a partir del momento en el que los padres de ambos les dejan en Estados Unidos y regresan a Rusia.

Ahora queda por saber si Clarke vuelve a conseguir su objetivo.

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