Michael Schumacher durante el GP Canadá, con Rosberg al fondo. / REUTERS (Chris Wattie)
Debutó hace más de 20 años. Ha salido de la jubilación para regresar a la Fórmula 1, donde lo ha sido todo y camina con la autoridad de saberse una leyenda eterna en la categoría más popular del automovilismo deportivo. Y sin embargo, no sonríe. Michael Schumacher nunca había pasado un inicio de temporada tan gris. El alemán carga a sus espaldas con siete títulos mundiales, casi todos los récords posibles y sin más presión en carrera que la de divertirse, pero lo cierto es que los números son demasiados dolorosos: cinco abandonos en siete carreras disputadas, y solo dos puntos. Su bagaje esta campaña está siendo más que pobre, y es el peor inicio de campaña en su amplia carrera deportiva.
¿Qué le está pasando al 'káiser'? En sus primeras dos campañas en Mercedes, tras su regreso a las pistas, muchos adujeron que no acababa de entender los neumáticos. Las Pirelli han sido y son aún un quebradero de cabeza para muchos pilotos, y Schumacher, que ha vivido las épocas de Michelin y Bridgestone ya, parece que no ha acabado de coger la forma de este neumático. La campaña 2012, no obstante, tiene capítulo aparte.
En la época dorada de Michael Schumacher, que hoy parece tan lejana, vestido de rojo, verle abandonar fue más difícil que ganar la lotería tres veces en menos de una semana. El germano abandonó siete veces en las cinco temporadas en las que se llevó el título mundial con la escuadra italiana. Está claro que algo ha cambiado.
«Quiero enfatizar una vez más que los coches de Fórmula 1 son prototipos y cientos de los componentes están hechos únicamente para ellos. Por mi parte, es completamente entendible que hay cosas que pueden ir mal de vez en cuando. Por supuesto que es muy decepcionante no acabar en Montreal, pero no quiero perder mi foco ni mi fe en el equipo. Aún creo que podemos conseguir algo especial juntos con Mercedes. No hay razones para culpar a nadie». Estas declaraciones del 'kéiser', extraídas este mismo lunes de su página web, dan muestra del nivel de compromiso que, al menos de cara a la galería, quiere mostrar Schumacher con el equipo que le ha dado la oportunidad de regresar a la competición.
Lo cierto es que Mercedes trabaja para y por Schumacher. Ross Brawn, que ya fue su director técnico en Ferrari cuando formaron el triunvirato junto al actual presidente de la FIA, Jean Todt, mantiene la idea de que 'Schumi' es capaz de muchos éxitos antes de su retirada definitiva, que todo apunta a que puede ser al final de esta campaña. Michael ya había dicho en su momento que él no está de nuevo en la parrilla para ganar, sino porque su ansia competitiva le hacía imposible mantenerse en casa.
Fallos mecánicos y propios
Schumacher ya tiene experiencia más que sobrada como para preocuparse por esta situación. El domingo, en Canadá, fue el dichoso mecanismo del DRS el que se quedó activado, pero antes habían sido otros elementos los que le privaron ya no solo de una victoria o de un podio, sino al menos de acabar alguna carrera más. A excepción de Malasia y Bahrein, donde acabó décimo en ambos casos, en el resto de grandes premios se fue a las duchas antes. En Australia fue la caja de cambios; en China un fallo mecánico le obligó a retirarse a las 13 vueltas; en España tuvo un accidente; y en Mónaco fue la bomba de combustible. Diversos fallos, mecánicos o propios, que le están lastrando en la que, posiblemente, sea su última temporada en la máxima competición automovilística, antes de pensar irse a otras como el Mundial de Resistencia o el DTM, alemán donde se reencontraría con su hermano Ralf.
A esta situación hay que unir la gran temporada de Nico Rosberg. El joven piloto alemán le está barriendo en resultados, con una victoria y un podio, y para un piloto como Schumacher no debe ser una situación fácil verse superado con autoridad por un imberbe -casi literalmente- como Rosberg. El mayor problema de esta situación que atraviesa el 'káiser' sucede en la temporada más igualada de la historia, como muestran los siete vencedores. Las probabilidades de victoria han aumentado exponencialente con respecto a la pasada campaña, y no ver entre los siete magníficos de esta campaña el nombre de Schumacher, chirría.
Las voces que piden al alemán una retirada crecen por días. Verle pasear por el 'paddock', sabiendo que no está consiguiendo los resultados que debería por lo que ha sido y por el palmarés que arrastra, no es cómodo, ni para sus fans ni para sus detractores. La época de Schumacher ha pasado, aunque él se niegue a admitirlo. Qué bonito sería, para la historia de la Fórmula 1, que recuperara el buen estado de forma y que, al menos, pudiera bañarse en champán una vez más.
