Cómo decirle «ponte a dieta» sin morir en el intento

No se trata de asustarles sino de informarles, indican los expertos

MADRID Actualizado: Guardar
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Todos tenemos alguna persona cercana a nosotros que estaría mejor sin unos cuantos kilos: ese amigo que se marcha a vivir al extranjero y que vamos viendo ganar peso en cada viaje o ese hijo que comienza la universidad y cambia sus hábitos de alimentación por otros menos saludables… ¿Qué podemos hacer en este tipo de casos para aconsejar que pierdan peso sin que suponga un drama para el que lo dice ni una ofensa para el que escucha? La doctora Miriam Belmar, especialista en endocrinología y nutrición del Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca, señala que es mejor no sugerir hacer dieta aludiendo sólo a la parte estética, porque «siempre te pueden rebatir que ellos se encuentran encantados consigo mismos y que se ven bien físicamente».

A su juicio, es mejor mostrar nuestra preocupación por las consecuencias que sobre nuestra salud puede tener este exceso de peso: riesgo de diabetes, hipertensión arterial, colesterol elevado, enfermedades cardiovasculares... complicaciones que, además, cada vez aparecen en edades más tempranas, incluso niños, y pasan generalmente años hasta que son diagnosticadas y tratadas, con las consecuencias que esto conlleva.

La larga lista de enfermedades asociadas

Las enfermedades que están más relacionadas con la obesidad y que se pueden eliminar con la pérdida de peso son la HTA (hipertensión arterial, la DM (diabetes mellitus) y la Hipercolesterolemia, señala esta médico, y ninguna de ellas deriva exclusivamente de una mala alimentación, ya que son el resultado de combinación de diversos factores (hábitos de vida, tabaco y alcohol, carga genética, edad, sexo...). Lo que sí es cierto, insiste, «es que la influencia dietética es máxima en su aparición y desarrollo, hasta tal punto que, en muchos casos, se pueden llegar a curar sólo con una buena alimentación y hábitos de vida».

La doctora Belmar advierte también sobre las consecuencias derivadas: «Lo que cada vez vemos más frecuencia en consulta no es directamente la diabetes, pero sí la resistencia a la insulina o prediabetes, que sería el paso previo. Además, cada vez es diagnosticada a edades más tempranas, incluso con 9 años, lo que indicaría que un niño de 9 años puede, en un tiempo breve, acabar desarrollando una enfermedad propia de los 50, con las complicaciones que eso supone».

Otras enfermedades también vinculadas al sobrepeso y la obesidad, aunque menos frecuentes, serían la osteoporosis, la artritis, los problemas de infertilidad, dolores articulares y musculares, infecciones de la piel en relación con los pliegues cutáneos y problemas digestivos, como las úlceras gástricas y los cálculos biliares. Además, un estudio reciente realizado por la American Heart Association encontró que el sobrepeso aumenta en un 5% las posibilidades de desarrollar cáncer.

Comer de manera saludable

Una alimentación adecuada, entonces, no es una cuestión puntual: hay que intentar inculcar que comer de manera saludable se extienda a todos los días de la vida, no sólo a periodos de dieta, aunque se pueda ser más permisivo con la alimentación cuando no estemos a régimen como tal. Se trata de un cambio en el estilo de vida y «debemos ser nosotros mismos los que prediquemos con el ejemplo, especialmente hacia nuestros hijos, llevando a cabo pautas alimenticias equilibradas y sanas», señala esta doctora.

Como no podía ser de otra manera, es necesario que la alimentación la combinemos con la práctica regular de ejercicio físico, al menos 5 días por semana y con unos 30-60 minutos de duración. De hecho, insiste Belmar, « el ejercicio físico es el pilar fundamental para que la pérdida de peso tenga éxito, pero no sólo para adelgazar, sino por todas las ventajas que a nivel cardiovascular, óseo, metabólico e incluso emocional desarrolla en nuestro organismo».

El tipo de deporte dependerá de la capacidad física de la persona, de su fondo físico, edad, enfermedades concomitantes y también el peso. En general, apunta, «para personas con sobrepeso importante y no muy entrenadas en la actividad física, lo mejor es que empiecen caminando, por ejemplo, 20 minutos diarios a paso moderado e ir incrementando semanalmente 5 minutos la duración total del paseo». «Cuando consigan más resistencia física, la velocidad de la caminata será mayor y es el momento de combinarla con ejercicios de tonificación, como los abdominales o sentadillas, al menos 10 minutos, 4 veces por semana. Es importante no olvidar realizar unos 5 minutos de estiramientos al comienzo y al final de la actividad física», remarca.

Y a los más perezosos, se les puede sugerir que comiencen con pequeños cambios en su vida, como hacer 5 comidas al día, no comer entre horas o, como mínimo, retirar de su alimentación las grasas saturadas y los azúcares refinados. Con el ejercicio, también pueden empezar poco a poco, aparcando el coche alejado unos metros del lugar de destino, bajando unas paradas antes del Metro o autobús o caminando 15 minutos al día, como mínimo, a paso moderado-intenso (además de lo que anden normalmente).

En definitiva, concluye Belmar, «no se trata de asustarles, ni de que se enfaden, sino de informarles y si, además de la parte negativa, les explicamos todos los beneficios que pueden conseguir si siguen una dieta sana y equilibrada combinada con el ejercicio físico, es probable que se sientan más receptivos a la hora de aceptar cambios en su estilo de vida».

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