Sencillas pautas para tener más paciencia con los hijos y no acabar a gritos

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¡Métete ya en la ducha! ¡No comas más galletas que no vas a cenar después! ¡Ponte a hacer inmediatamente los deberes! ¡Cómete la sopa que se te va a enfriar! ¡No te repito más que te vayas a la cama! Seguro que en más de una ocasión alguna de estas frases, o similares, ha dirigido a sus hijos a gritos tras cruzar el umbral de la paciencia. La cuestión es que aunque es habitual, no es ni lo más educativo, ni lo deseable para los hijos, ni siquiera para los padres que tras momentos de reflexión suelen sentirse arrepentidos de hablar de esta forma a los pequeños de la casa.

Aunque en esos instantes de pérdida de papeles parezca mentira, lo cierto es que es posible aprender a tener paciencia con los niños y no acabar a gritos.

«Los adultos debemos darnos cuenta de que nos cargamos emocionalmente y explotamos con los más débiles, los pequeños de la casa

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