La Reina Isabel II y Abdulá Al Thani
La Reina Isabel II y Abdulá Al Thani - CORDON

El rico catarí Abdulá Al Thani asombra con sus joyas

Su palacete esla mansión privada más cara de Londres. Ahora muestra sus tesoros en el Victoria & Albert

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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La última vez que habíamos visto piedras preciosas tan grandes y brillantes fue en aquellos astracanes de «La Pantera Rosa», del infalible Peter Sellers. Pero esta vez son de verdad. La muestra «Tesoros enjoyados: la colección Al Thani» convierte desde hoy el Museo Victoria & Albert de artes decorativas de Londres en la joyería más opulenta del planeta. La exposición muestra un centenar de piezas indias de la colección que inició hace cinco años un joven miembro de la Familia Real catarí, Sheikh Hamad bin Adbulá Al Thani, de 33 años, sobrino del anterior emir y primo hermano del actual. Para redondear la jugada, Isabel II ha cedido para la ocasión tres piezas de las colecciones reales, entre ellas el mal llamado «Rubí Timur», que en realidad es una pasmosa espinela de 532 quilates.

Ante los desgarros del mundo árabe este alarde de opulencia del plutócrata catarí rechina un poco, pero el lujo es la manera de respirar de Abdulá Al Thani, criado en un castillo de París y que luego estudió relaciones internacionales en la Universidad de Coventry, en el centro de Inglaterra. Es hijo de un ex primer ministro de Qatar y miembro de la familia que gobierna el país como si fuese su cortijo desde el año 1868, cuando el Imperio Británico les cedió lo que entonces era un enclave menor de comercio, perlas y pesquerías.

Formalmente su riqueza proviene del mundo empresarial, como propietario, junto con sus hermanos, de Qipco, un holding con sede en Doha, que no se debe confundir con QIA, el fondo soberano catarí. Abdulá se define como «un apasionado de la historia británica». Su entrada en la más linajuda sociedad inglesa fue a galope, al conseguir que su compañía se convirtiese en el primer patrocinador en la historia de las carreras de Ascot, el hipódromo de la Reina, con la que ha trabado buena relación.

Siendo estudiante en Coventry, cuando bajaba a Londres se alojaba en el prohibitivo Claridge’s (hoy propiedad de los cataríes, como Harrods, Canary Wharf, los supermercados Sainsbury’s o el rascacielos La Esquirla…). Meditando en alguna suite de Claridge’s decidió que era hora de sentar plaza en la capital. En 2006 compró por 22,4 millones de libras Dudley House, el edificio del número 100 de Park Lane, la avenida que corre frente a Hyde Park, cerca de Buckingham. Se trata del viejo palacete de 17 dormitorios que el conde Dudley había levantado en 1895, cuyo mantenimiento no pudieron sostener sus descendientes. Posteriormente el Blitz de Hitler lo castigó con saña, y cuando lo adquirió Al Thani era una oficina.

La restauración duró seis años. Cuando su nuevo dueño se mudó allí en 2012 pasó por ser considerada la residencia privada más cara de Londres. Un alarde de clasicismo inglés abrillantado, con cuadros de Tiépolo, Van Dyck o Gainsborough. Isabel II ha acudido allí a una cena, y la chismosa prensa amarilla cuenta que al salir comentó que ante lo que había visto Buckingham le parecía «algo apagado». Una prima de la Reina añadió un comentario socarrón muy inglés sobre el protocolo que ha impuesto Al Thani: «Dirige su casa como si fuese Downton Abbey», la aclamada serie sobre la periclitada aristocracia inglesa.

El susurrador de gemas

Al Thani fue un esteta desde niño. A los 7 años recorría fascinado las galerías del Louvre y luego se pateó todas las glorias del Renacimiento italiano. Su flechazo con las joyas se produjo precisamente en el V &A, el maravilloso museo victoriano donde hoy expone su tesoro. En 2009 acudió allí a una muestra de joyería india. «Entonces pensé que sería maravilloso poseer una de esas piezas», ha explicado. Hoy es dueño de trescientas. «Me gusta sostenerlas, siento que me hablan». Sus criterios a la hora de invertir son claros: «Si quieres hacer algo, hazlo bien o no lo hagas. Una pieza debe emocionarme antes de que la compre. La línea entre elegancia y vulgaridad es muy fina».

Elegancia sobra en la exposición, que recoge 400 años de historia de la joyería del subcontinente indio, desde las piedras del Imperio Mongol, que otorgaba preeminencia a las espinelas rojas, hasta revisiones art-déco de Cartier en los años veinte o una pieza parisina de 2014. Las salas de la muestra del V &A son de un negro radical, que solo rompe la luz de las urnas donde refulgen diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros, perlas, espinelas… Un rascador de espalda con joyas incrustadas. Dagas del imperio mongol de la India con empuñadura de jade con pedrería. La copa de vino también de jade en la que bebía a comienzos del siglo XVII el emperador Jahangir. Los aldardes de los marajás indios, que asociaban su tesoro a su poder. Un broche de Cartier, quien en 1911 viajó por primera vez a la India y volvió maravillado por el refinamiento de su joyería.

Al Thani es incluso el dueño del broche con incrustaciones de esmeralda que regaló por su 19 cumpleaños el marajá de Kapurtala a su flamante esposa, la bailarina española Anita Delgado. Una historia única de amor y traición (nuestra alegre Anita, quinta esposa del marajá, fue pillada en 1923 con el hijo mayor de su marido en un hotel de Londres, y se separaron). El broche que se expone ahora tiene forma de media luna. Cuentan que el marajá se lo entregó en una parada de elefantes y le dijo: «Ahora ya puedes tener la luna, mi pequeña caprichosa».

Anita había nacido en 1890 en un café de Málaga, y se convirtió con su hermana en bailarina de cuplé en Madrid. El marajá cayó rendido ante su belleza y gracia cuando acudió a la boda de Alfonso XIII. La historia es tan novelera que hasta sale Valle-Inclán, negro de las elevadas cartas de amor al marajá. Fue reina de la India y conoció el súmmum de su lujo, el que ahora atisbamos en Londres por gentileza de un rico catarí que quiere compartir el brillo de sus tesoros. De Al Thani dicen que tiene «el gusto de los dioses». También el dinero para ejercerlo, of course.

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