La reconciliación de sus tres hijas, el último deseo de José Luis Rodríguez «El Puma»

El cantante se sometía esta semana a un doble trasplante de pulmón en un hospital de Miami

MARIO RUIZ
Angie Calero

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Era julio de 1983 cuando José Luis Rodríguez «El Puma» cantaba por primera vez en España colgando el cartel de «no hay entradas». Cuentan las crónicas del momento que lo suyo era «ir de serio, como un puma» y que cuando cantó aquello de «te propongo separarnos» hizo un discurso sobre el amor, le cantó a Cristo, a España y «al toque de locura que necesitamos para vencer la monotonía». Lucía entonces un esmoquin a medida y tenía estudiado cada gesto y palabra. El Puma estaba en su momento de mayor éxito profesional y se estaba dando a conocer por todo el mundo. Treinta y tres años después de esta muestra de vitalidad y galantería, en septiembre de 2016, El Puma se subía a los escenarios de Colombia con una botella de oxígeno. Parecía como si se estuviera despidiendo de su público, su gente más incondicional.

El intérprete de éxitos como «Pavo Real» o «Dueño de nada» había anunciado en el año 2000 que sufría fibrosis pulmonar idiopática , una enfermedad incurable que provoca disminución progresiva de la función pulmonar . Si en ese momento se temió por su vida, esta semana también ha habido mucha preocupación sobre su estado de salud . Tras más de una década de lucha, El Puma se sometía el pasado lunes a un doble trasplante de pulmón en el hospital Jackson Memorial de Miami. Un «milagro» que llevaba esperando desde 2011. «Para él esta es una nueva oportunidad de vida y está viviendo todo el proceso con mucha fe», aseguraba a la agencia Efe su representante, Beatriz Parga. Y añadía: « Las primeras 72 horas son cruciales ». El Puma pasa este compás de espera vital en la unidad de cuidados intensivos, donde el equipo de trasplantes de pulmones y corazón en adultos del Miami Transplant Institute no le quitan el ojo, una infección o alguna señal de que el cuerpo rechaza los nuevos órganos, les llevaría a tener que intervenir de inmediato. Quienes tampoco se separan de él son su esposa, Carolina Pérez , y la hija de ambos, la actriz Génesis Rodríguez . «Agradecemos los buenos deseos y todas las oraciones que han acompañado a nuestro querido Puma en tan largo proceso que como familia hemos vivido juntos», comentaron madre e hija en un comunicado.

Según fuentes del centro sanitario, Liliana y Lilibeth (las hijas mayores de El Puma, fruto de su primer matrimonio con la cantante Lila Morillo ), no han ido a visitar a su padre. «Aunque no pueda acercarme, estoy a tu lado… ¿No me ves? ¿No me escuchas? Recibe aliento de vida en el nombre de Jesús», escribió Liliana en su cuenta de Instagram. Y Lilibeth añadía: «Estamos orando por ti a diario. Te declaro sano en el precioso nombre de Jesús y libre de todo mal. Dios te bendice papá, recupérate pronto». La relación entre el Puma y sus hijas comenzó a enrarecerse cuando él y Morillo firmaron los papeles de divorcio en 1986. Aunque nunca trascendieron las razones de la ruptura, lo cierto es que el artista siempre ha admitido que admira mucho a sus hijas y que su exmujer es «una de las voces más privilegiadas de Venezuela y una gran madre». La situación se agravó en 1987, cuando El Puma rehizo su vida con la modelo cubana Carolina Pérez, al mismo tiempo que nacía Génesis, que es «un regalo de Dios» para él. En 2014, en el programa de Jaime Bayly , el artista aseguró que la relación con sus hijas era «distante, bastante distante».

Una señal de arrepentimiento

Casado de nuevo, el cantante inició un acercamiento que Liliana y Lilibeth habrían aprovechado para distanciarlo de Carolina. « Durante 28 años nunca han parado de agredir y ofender . El distanciamiento seguirá hasta que haya una señal de arrepentimiento de esa ofensa permanente», contaba el Puma. Y agregó: «Al principio Carolina les tendió la mano y les ayudó muchísimo. Después empezaron a querer separarme de Carolina . Yo amo a Carolina y a Génesis, y ellas tienen que respetarlo, no pueden ofenderlas porque entonces me están ofendiendo a mí. No podemos tener relación porque no hay conexión».

A principios de este año, Lilibeth contó que no veía a su padre desde 2007: «No me quita el sueño. Al principio sí que me afectó mucho porque no entendí el motivo de la separación». Liliana coincidió con él en Perú en 2014 y el cantante volvió a ver a Galilea, su única nieta. «Lo primero que hice fue darle gracias a Dios por dejarme verlo antes de que se lo lleve. Llegué con muchos nervios e incógnitas y decidí sentarme a escucharlo y darle amor».

La versión de Liliana y Lilibeth sobre el distanciamiento es justo al revés: acusan a Carolina de haberlas separado de su padre. Aún así, Liliana escribió a Génesis en septiembre de 2016 : «Busquemos una zona común, si no va a salir de El Puma yo me pongo a la orden, vamos a reunirnos, en el nombre de Dios se lo pido, para que él vea que hubo un esfuerzo en vida». Saben que uno de los deseos de El Puma antes de morir es que sus mujeres se reconcilien, quizá esta «segunda oportunidad de vida» le permita ver cumplidos sus deseos.

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