Marqués de Villalobar, el ángel de la guarda que sobrevoló Bélgica

Esta semana se ha rendido homenaje en Bruselas al diplomático y aristócrata español, que defendió a miles de víctimas durante la Primera Guerra Mundial

Marqués de Villalobar ABC
Enrique Serbeto

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«Amigo de todos, aliado de ninguno». Este año se conmemorará -el 11 de noviembre, a las 11 de la mañana- el centenario del final de la Primera Guerra mundial, contienda en la que España no participó, pero tampoco estuvo ausente.

Hubo un personaje no muy bien conocido en nuestro país que jugó un papel determinante en aquellas dramáticas horas, como representante de España en Bélgica, Rodrigo de Saavedra y Vincent , marqués de Villalobar, benefactor de las víctimas de la guerra, protector de los belgas, mediador entre los beligerantes en medio de un conflicto especialmente devastador para Bélgica. La actual embajadora de España ante el Reino de Bélgica, Cecilia Yuste , tuvo el acierto de organizar un homenaje a la figura de su predecesor, en la residencia que fue en su día del marqués de Villalobar, concitando a historiadores, especialistas, descendientes del diplomático y de algunas de las muchas personas a las que este ayudó.

Oficina de investigación de heridos y prisioneros de la I Guerra Mundial Archivo

Un ataque feroz

Villallobar fue un hombre extraordinario para su tiempo. A pesar de sus graves limitaciones físicas que no le permitían caminar bien, eligió la carrera diplomática, lo que le obligó a innumerables mudanzas, incluso al otro lado del Atlántico. Cuando estalló la guerra en 1914, se disponía a asistir apaciblemente al drama continental desde un país neutral como Bélgica, sin sospechar que en apenas unas semanas este pequeño país sería atacado con una ferocidad hasta entonces desconocida, por el Ejército Imperial alemán , que quería atravesar su territorio para entrar en Francia desde el norte, para amenazar París directamente, mientras todas las tropas francesas estaban concentradas en la lejana frontera con Alemania.

Eso hizo que el grueso de la guerra se llevase a cabo en Bélgica , primero con la defensa de su neutralidad que este país se vio obligado a hacer y, después, con la ocupación alemana, porque el grueso del frente estaba a lo largo de la frontera entre Bélgica y Francia.

Mientras el Gobierno belga tuvo que salir de Bruselas y con él todo el cuerpo diplomático extranjero, Villalobar y su colega norteamericano, Brand Whitlock , decidieron quedarse en Bruselas, donde ambos ejercieron el papel de defensores de las víctimas de la guerra. Y cuando Estados Unidos entró en guerra, el representante español ejerció solo ese papel de salvaguardia de los desamparados por el que al final de la contienda fue declarado ciudadano honorario de Bélgica y de no pocas ciudades de este país en el que poco después, en 1926, fallecería.

«Val-Duchesse»

Los belgas saben poco de este fascinante personaje y los españoles, aún menos. En el acto del pasado miércoles se proyectaron por primera vez dos películas de la época, conservadas en la Filmoteca Nacional de España y restauradas en la de Bélgica, que permiten contemplar algunos ángulos de la acción humanitaria que permitió a miles de belgas sobrevivir en las condiciones terribles de la guerra. Las películas se titulan «Bruselas 1914» y «Val-Duchesse».

Placa conmemorativa al marqués de Villalobar EFE

La primera muestra el reparto diario de decenas de miles de raciones de comida, necesarias para que la población de un país ocupado y abandonado a su suerte por los alemanes no pereciera a causa del hambre. Como dijo la historiadora belga Trus Van Bosstraeten , Bélgica era un país «ocupado pero protegido». La segunda de las películas, se refiere más propiamente a Villalobar y, más en concreto, describe la fiesta benéfica que el embajador organizó en el emblemático palacio de Val-Duchesse para recaudar fondos para las víctimas de guerra entre la burguesía de la época. La prueba de su prestigio es la presencia de honor del cardenal Mercier , una figura de influencia extraordinaria en la historia belga, especialmente en aquellos momentos de la contienda.

Los descendientes

Pero tal vez lo más emocionante del acto de homenaje fue la presencia de algunos descendientes de las personas que fueron beneficiarias de la incansable acción humanitaria de Villalobar. En especial, una sucesora de la enfermera británica Edith Cavel , a quien el embajador de España no pudo salvar la vida a pesar de todos sus esfuerzos, y cuyo fusilamiento la convirtió en leyenda para toda Europa hasta que una nueva guerra, la segunda, vino a multiplicar los horrores de la primera.

Actual marqués de Villalobar, José Saavedra Ligne EFE

Es una lástima que en estos momentos, cien años después , una parte de la sociedad entre los propios belgas estén también sucumbiendo a los tóxicos demonios del nacionalismo. En ciertos ayuntamientos e instituciones públicas flamencas hay hoy responsables que ocultan o que ignoran deliberadamente que un día, cuando lo necesitaron, el representante del Reino de España dedicó su vida -en aquellos tiempos de actividad frenética Villalobar apenas dormía tres horas al día- a paliar sus sufrimientos.

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