«El ángel de la paz», de Sileno. Publicado el 30 de diciembre de 1916
«El ángel de la paz», de Sileno. Publicado el 30 de diciembre de 1916 - MUSEO ABC

La crónica ilustrada por Sileno de la Primera Guerra Mundial, en el Museo ABC

Saca a la luz en una exposición 90 de las 540 viñetas con las que el dibujante ilustró la Gran Guerra para ABC y Blanco y Negro

Madrid Actualizado: Guardar
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Cuando amaneció el 28 de junio de 1914, el mundo no imaginaba que ese día cambiaría la Historia. El asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de Austria provocó un efecto dominó en todas las potencias, que acabó con el estallido de la Gran Guerra. El 2 de agosto aparecía publicado en ABC un dibujo en el que los líderes mundiales bailan cogidos de la mano una danza de alianzas. Está firmado por Sileno, el gran caricaturista político español, al que el Museo ABC le dedica una exposición, «Tambores de guerra», centrada en su monumental crónica ilustrada de la I Guerra Mundial. No pisó el campo de batalla, pero desde la retaguardia, armado con una pluma (muy afilada, por cierto), supo dibujar como pocos esa otra guerra (más geopolítica que histórica) que se libró en los despachos de los Gobiernos de los países combatientes.

España vio los toros desde la barrera. Así dibujó Sileno la decisión del Gobierno de Eduardo Dato de mantener la neutralidad. El humor de Sileno, en cambio, fue casi neutral. Como explica el comisario de la exposición, Víctor Zarza, se le acusó de ser germanófilo y abiertamente anglofóbico. Sus filias y fobias se advierten entre líneas en sus ilustraciones. La mayoría de las veces, de forma sutil, velada. Y es que sus críticas, siempre ácidas, eran muy inteligentes. «Fue un hombre culto. Tenía un sentido del humor muy fino y agudo. A menudo utiliza la parodia», añade Zarza.

«La paloma de la paz», de Sileno, publicado el 7 de noviembre de 1915
«La paloma de la paz», de Sileno, publicado el 7 de noviembre de 1915 - ABC

Pedro Antonio Villahermosa y Borao (Zaragoza, 1869-Madrid, 1945) se licenció en Derecho, pero su vocación fue la ilustración. Firma sus dibujos con el pseudónimo Sileno por vez primera en la revista «Monigotes». Fue en «Gedeón» donde se gestó el caricaturista político, pero su consagración llegó en ABC y Blanco y Negro, donde trabajó de 1893 a 1939, llegando a crear más de 3.700 dibujos.

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