Johnny Depp y Amber Heard el pasado mes de abril
Johnny Depp y Amber Heard el pasado mes de abril - REUTERS

Guerra sin cuartel entre Johnny Depp y Amber Heard

Protagonizan uno de los divorcios más sucios de Hollywood. Alistan amigos, familiares y abogados para echarse los trastos

CORRESPONSAL EN NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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La noche del 21 de mayo, un incidente en el apartamento de la actriz Amber Heard en Los Ángeles encendió la mecha a un polvorín que parecía listo para explotar desde hacía tiempo. Según el relato de Heard, su marido, el actor Johnny Depp, le lanzó un teléfono móvil a la cara en un ataque violento de cólera. El matrimonio tenía quince meses de vida.

Al día siguiente, Heard fue al juzgado a pedir el divorcio y a exigir una pensión compensatoria. Depp respondió con una negativa al pago de esa manutención.

En ese momento, nadie sabía qué había pasado entre la pareja, más allá de la explicación leguleya de «diferencias irreconciliables». Pero, unos días más tarde, el 27 de mayo, Heard volvió a los juzgados a la luz de los fotógrafos para exigir una orden de alejamiento temporal contra Depp.

En su cara llevaba un moratón de la supuesta agresión de Depp, visible en la mejilla izquierda.

Bajo los efectos del alcohol

En la declaración, la actriz aseguró que la noche de autos Depp estaba borracho y afectado por estupefacientes. La madre del actor había fallecido el día anterior. Brotó una fuerte discusión, en la que Depp exigió a Heard que llamara por teléfono a una amiga, para después agarrar el aparato y tirárselo a la cara. La rabia del protagonista de «Piratas del Caribe» no quedó ahí, según el relato de la denunciante: le agarró de la cara, le tiró del pelo, rompió botellas de vino y todo lo que encontró a su paso hasta cebarse con el estudio artístico de Heard. Llegó la policía, pero la actriz no interpuso una denuncia ni registró un parte del golpe. Depp había abusado física y verbalmente de ella «durante toda nuestra relación», agregó.

La declaración fue el punto de partida del divorcio más sucio en Hollywood de los últimos tiempos, con la prensa y los allegados de cada bando echando las heces de la relación al ventilador.

Por parte de Heard, la primera en salir en su defensa fue Raquel Pennington, una «it girl» y profesora de yoga de Hollywood, vecina y amiga de la actriz, a quien apoyó en el juzgado con una declaración en la que aseguraba haber presenciado la agresión. Al llegar al apartamento, se encontró a Heard tapándose la cabeza con sus brazos y manos, mientras Depp le gritaba. El actor movía una botella de vino «como un bate de béisbol». «En muchas ocasiones en los últimos años, Amber me ha confesado que Johnny abusa de ella, física y verbalmente», aseguró.

Otra de sus amigas, la presentadora de televisión Amanda de Cadenet, con quien Heard celebró su cumpleaños el día siguiente de la supuesta agresión, reprochó en Twitter que la gente no puede negar que alguien cometa abusos «solo porque gusten sus películas».

«Amber es simplemente una víctima de violencia doméstica y su actuación no está motivada por el dinero», aseguró la abogada Samantha Spector, especializada en divorcios de celebrities.

Depp optó por el silencio y ha continuado en una gira musical por Europa con su grupo Hollywood Vampires, que comparte con Alice Cooper y Joe Perry, de Aerosmith. Pero su bando no se ha quedado callado: el cómico Doug Stanhope, que también estaba en el apartamento de Heard, aseguró que la actriz intentó chantajear a Depp (los abogados de Heard lo tacharon de «falsedad inequívoca»). La familia del actor salió a limpiar su nombre: su hija Lily-Rose aseguró que era «la persona más dulce y cariñosa»; Vanessa Paradis, que mantuvo una relación de catorce años con Depp, dijo que el actor nunca había abusado de ella y que las acusaciones eran «atroces»; la primera mujer de Depp, Lori Anne Allison, realizó declaraciones similares. Mientras, otros amigos optaron por manchar el de Heard:« Estoy descubriendo que Amber es mejor actriz de lo que creía», aseguró Terry Gilliam, de los Monty Python.

En los últimos días, la prensa ha echado más leña al fuego. «Entertainment Tonight» sacó a la luz el miércoles conversaciones en mensajes de texto en las que un asistente de Depp, Stephen Deuter, discutía y reconocía abusos del actor contra Heard. Se remontan a mayo de 2014, cuando todavía no estaban casados. Deuter ha asegurado que los mensajes han sido «manipulados». Esta semana, la revista «People» saca en su portada una imagen de Heard de diciembre del año pasado, tras otro supuesto incidente con Depp, con un ojo morado y un corte en el labio.

El centro de las tensiones

Quien no ha opinado todavía es la persona que podría estar en el centro de las tensiones entre Depp y Heard: la persona a la que el actor exigió que su pareja llamara por teléfono la noche de la agresión. Se trata de Io Tillett Wright, una fotógrafa, actriz y activista LGBT con quien Heard -que ha declarado abiertamente ser bisexual- mantiene una amistad desde hace años. Wright es una persona cercana a la pareja: no solo se llegó a instalar en la casa de invitados de la mansión de Depp en Bahamas, sino que contó con Lily-Rose, la hija del actor, para su proyecto «Self Evident Truths», en el que retrató a miles de personas que no se identifican como heterosexuales.

Desde el año pasado, los rumores han hablado de una relación sentimental entre Wright y Heard, a la que también han relacionado con la modelo Cara Delenvingne, otra buena amiga de la actriz. Son también rumores los que apuntan a que los celos por esas supuestas relaciones están detrás de la agresión de Depp, también supuesta todavía.

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