La reina Margarita II de Dinamarca (izda) y su esposo, el príncipe consorte Enrique
La reina Margarita II de Dinamarca (izda) y su esposo, el príncipe consorte Enrique - EFE

Enrique de Dinamarca reaparece ya como consorte jubilado

Acudió a la entrega de premios en el hipódromo Aarhus

COPENHAGUE Actualizado: Guardar
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El marido de la reina Margarita de Dinamarca, el príncipe consorte Enrique, reapareció tras varios meses fuera de los objetivos de las cámaras en la ciudad de Aarhus, cerca del castillo de Marselisborg, donde la pareja real pasaba sus vacaciones de Pascua, para entregar el premio que lleva su nombre en el hipódromo de Jydsk.

Han pasado casi tres meses desde que en el discurso de fin de año la reina anunciase que su marido se jubilaba de sus obligaciones oficiales como consorte para retirarse a un segundo plano. Un retiro que no le ha impedido disfrutar de una generosa asignación económica a cuenta de las arcas del estado ni viajar con amigos por todo el mundo, pero que ha puesto en evidencia la soledad de su esposa en los actos oficiales.

En su reaparición, el príncipe consorte, al que acompañaban sus amigos Mogens Hansen y Knud Roding, no hizo declaraciones a los medios de comunicación aunque sí se permitieron las fotografías. Al entregar el premio, el príncipe besó al caballo ganador, una yegua de nombre Tentación, lo que provocó cierta hilaridad entre el numeroso público que se había congregado para asistir a estas carreras de Pascua.

Durante estos meses de ausencia, Enrique, de 81 años, apenas ha pasado tiempo en la residencia real y ha sido visto en Nápoles, en Egipto, donde visitó durante varias semanas a su amigo Enan Galaly, fundador de la cadena de hoteles Helnan, y en la isla portuguesa de Madeira a la que viajó en compañía de un matrimonio amigo de la pareja real, mientras su esposa pasaba unos días de vacaciones en Noruega con la reina Sonia. La reina Margarita ha estado arropada en todo este tiempo por sus hijos, los príncipes Federico y Joaquín, y sus nueras, las princesas Mary y Marie, como sucedió hace apenas dos semanas, con ocasión de la cena de gala que ofreció para representantes del arte y la cultura en el palacio de Christiansborg en Copenhague.

Críticas en la prensa

El diario BT se hacía eco de las críticas que la jubilación del príncipe ha despertado entre los daneses. Para muchos se trata de un retiro de conveniencia ya que escoge los actos en los que quiere participar con sus amigos y abandona aquellos que organiza la reina, a la vez que manda una señal muy negativa puesto que no ha visto recortados sus ingresos, lo que a largo plazo podría perjudicar la imagen de la casa real. Sin embargo, la actitud del príncipe consorte no es una novedad. Infeliz con el papel al que le relegó la monarquía danesa, han sido numerosos sus desplantes y ausencias en actos oficiales a lo largo de los años y es una figura muy controvertida por la dificultad de encajar su rol en la jerarquía real.

Enrique nunca aceptó que su título fuera solo el de príncipe consorte y no el de rey. «Todas las Reinas de la historia han hecho reyes consorte a sus maridos. ¿Por qué tengo que estar yo por debajo de mi mujer? Es la vida, pero no lo acepto y no lo aceptaré nunca», declaró hace algún tiempo en una entrevista en la televisión pública holandesa. «¿Por qué hay que copiar una excepción hecha en Inglaterra hace 200 años? ¿Por qué copia Dinamarca a Inglaterra en lugar de copiar a España?», dijo. No es de extrañar, pues, que la figura de este noble de origen francés no levante pasiones entre los súbditos del país escandinavo al que no duda en criticar por discriminar a los maridos en favor de las mujeres. «Dinamarca, que es conocida por defender la igualdad de géneros, parece que considera que los maridos valen menos que las mujeres», explicó en una ocasión.

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