El Duque de Edimburgo
El Duque de Edimburgo - AFP

Felipe de Edimburgo, hospitalizado por una infección

Buckingham asegura que se trata de «una medida de precaución»

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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El Príncipe Felipe de Edimburgo, que cumplió 96 años el pasado día 10, ha sido ingresado esta mañana de miércoles en el hospital Rey Eduardo VII de Londres por una infección, derivada de un problema previo no concretado. Según fuentes próximas a Palacio su estado de salud «no es serio» y se encuentra a pie y animado. El ingreso ha sido «una medida de precaución».

La baja repentina del marido de Isabel II le ha impedido acompañarla esta mañana en el Parlamento en la solemne ceremonia conocida como el Discurso de la Reina, donde da lectura a los planes legislativos del Gobierno. El Príncipe de Gales ha sustituido a su padre y se ha sentado al lado de la Reina durante la alocución.

El Duque ha lamentado no haber podido acudir.

Buckingham ha anunciado que la Reina acudirá esta tarde a las carreras de caballos en Ascot, lo que invita a pensar que la situación de su marido no es grave. El martes el Duque de Edimburgo acompañó a su mujer en la apertura del certamen hípico, que dura cuatro días y es una de las pasiones de la Reina, dueña de una importante cuadra, que con frecuencia gana trofeos allí.

Felipe de Edimburgo anunció a comienzos del pasado mayo que en otoño dejaría las labores públicas de representación. La visita el mes próximo de los Reyes de España será uno de sus últimos grandes actos públicos institucionales.

El Duque de Edimburgo goza de una salud excelente para una persona de su avanzadísima edad. No utiliza bastón en público y sigue subiendo escaleras. Se jacta además de que le sirve el uniforme que llevaba cuando se casó con la Reina hace 50 años. En 2011 fue tratado por el bloqueo de una arteria coronaria y al año siguiente fue ingresado por un problema de vejiga, que requirió una pequeña intervención. Desde entonces su estado había sido bueno. La Reina, siempre profesional y de emociones comedidas en público, no ha transmitido esta mañana gesto de preocupación alguno.

Felipe de Edimburgo y la Reina mantienen una relación de extraordinaria complicidad. Ella lo considera su gran apoyo y lo admira profundamente, a pesar de que la prensa sensacionalista británica ha publicado que en los inicios de su matrimonio el príncipe protagonizó algunas inquietantes incursiones noctámbulas por el Soho. De puertas a dentro de la familia, que se llama a sí misma «The Firm» (la empresa), Felipe pasa por ser el referente.

Isabel se enamoró de Felipe -nacido en Corfú y de sangre alemana, rusa y danesa- con solo 13 años, cuando el entonces apuesto príncipe heleno, un hombre rubio de 1.88 de talla, le hizo de cicerone en una visita a un centro de la Armada. Felipe tuvo una infancia dura: conoció el exilio y su madre, una enferma de esquizofrenia, fue ingresada en un hospital y desapareció de su vida en su niñez. Afincando en Inglaterra, hizo carrera en la Marina Real, a la que renunció para dedicar su vida a la Reina, que a pesar de lo adora, siempre ha marcado distancias con él en la vida pública, empezando por el propio día de su coronación en 1951, cuando en contra de los deseos de Felipe lo relegó a un segundo plano. Porque Reina solo hay una.

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