Iker Casillas y Sara Carbonero
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Iker Casillas y Sara Carbonero encuentran casa en Oporto

El adosado de Foz tiene piscina climatizada, chimenea, jacuzzi y medidas de vigilancia

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Les llueven los consejos y las ideas sobre su nueva ciudad de residencia. Las posibilidades de una zona chic incluían Vila Nova de Gaia, Matosinhos y Bela Vista. Pero Íker Casillas y Sara Carbonero parecen decantarse por Foz, el enclave que más los ha subyugado. Tanto es así que ya han comunicado a sus allegados su preferencia por una casa de reciente construcción.

El entrenador del exportero del Real Madrid, el vasco Julen Lopetegui, es una de las personas de las que más se fían, pues él va a iniciar su segunda temporada en el Oporto y tiene ya experiencia sobre cómo son la ciudad y sus gentes. Él es quien se ha convertido en su más solvente guía inmobiliario, tal vez porque recuerda sus comienzos el año pasado y sabe que la equidistancia a la playa y a los campos de entrenamiento del club es clave para poder disfrutar de una vida cotidiana agradable en un entorno «cool».

Tal vez influidos por sus recomendaciones, Íker y Sara se han quedado prendados de una casa en las inmediaciones del domicilio del propio Lopetegui. Su coste supera el millón de euros, aunque la opción de alquiler cada vez gana más peso en sus planes, toda vez que el contrato que une a Casillas con el bicampeón de Europa presenta una duración inicial de dos años, con posibilidad de un tercero si ambas partes muestran su conformidad al respecto.

Hablamos de un inmueble de lujo en la calle Professor Rodolfo de Abreu, no lejos de la avenida Marechal Gomes da Costa. Allí se asienta no sólo el exseleccionador nacional sub 21, sino también su colega Cristian Tello, delantero catalán que se apresta a vivir su segunda campaña en el estadio Do Dragao.

De hecho, residía también ahí el brasileño Casemiro, que ha regresado al Real Madrid después de jugar como cedido en el Oporto la última temporada. E igualmente Lucho González y Hulk, dos exportuenses que se marcharon encantados de las prestaciones que obtuvieron en Foz.

Las edificaciones brillan casi por su ausencia y, en el ala norte, no se vislumbra salida. Eso significa que hay una especie de «perímetro de seguridad» que puede suponer todo un baluarte contra los eventuales paparazis que tratarán de obtener alguna instantánea en el jardín. Tampoco se registra apenas tráfico en ese complejo de cinco viviendas que parece haber encandilado a la pareja con la pureza estética de su color blanco.

Los balcones y terrazas dominan toda la casa de sus sueños, que se revela como el refugio ideal para su nueva etapa con elementos que aseguran un gran confort.

Así, por ejemplo, tiene piscina privada climatizada, chimenea, jacuzzi, calefacción central y paneles solares. Las cámaras de vigilancia completan el panorama de la tranquilidad que tanto han estado buscando, especialmente por el revuelo que se está armando en la segunda ciudad portuguesa como consecuencia de su desembarco.

De esta forma, resulta muy evidente que cada vez se acerca más el momento de abandonar la «suite» de 300 euros la noche que ocupan en el hotel Sheraton, en las inmediaciones de la avenida Boavista, una de las arterias de Oporto y vía de salida tanto hacia Foz como hacia Matosinhos, donde se les ha visto ya cenando en un par de ocasiones.

Mientras tanto, la hermana de Sara, Irene Carbonero, está deseando que se instalen definitivamente para poder visitar la casa y, cómo no, aprovechar para ir de compras por la capital económica de Portugal, donde florecen las tiendas de nivel, tanto en el sector de la moda como en el del diseño de interiores.

En este sentido, fuentes próximas a la pareja aseguran que prefieren la comodidad de un hogar que se les entregue convenientemente decorado, pues ya han sido informados de que Oporto alberga a grandes profesionales del ramo.

Les queda muy poco para tomar la decisión final antes de que arranque la Liga portuguesa el próximo 15 de agosto, fecha en la que desean tener todo resuelto en lo que se refiere a su alojamiento.

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