Manuela Carmena, junto a los tres Reyes Magos en la cabalgata del pasado 5 de enero
Manuela Carmena, junto a los tres Reyes Magos en la cabalgata del pasado 5 de enero - EFE

La polémica cabalgata de Carmena traspasa fronteras

Para el Financial Times la controversia «refleja, en miniatura, un dilema más amplio al que se enfrenta Podemos: ¿Hasta qué punto puede el movimiento impulsar su agenda para el cambio social sin poner en contra a los votantes tradicionales?

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El prestigioso diario británico Financial Times ha publicado un artículo en el que califica de «modernos» e «inofensivos» los cambios que Manuela Carmena impuso en la cabalgata de estas navidades. Incluso destaca que llega «con gran retraso» la elección de un Baltasar de raza negra, y no un concejal con la cara pintada, y la exclusión de elefantes o camellos como un guiño a los defensores de los animales.

El autor, Tobias Buck, asegura que las bicicletas, los grupos de percusión, el homenaje a la Madre Tierra, la carroza Dj y los músicos africanos y árabes, son novedades que caben en la cabalgata «dada la naturaleza ecléctica del desfile». «Es difícil escapar de la política en España», asegura el periodista, «pero la controversia que ha producido estos cambios en la cabalgata supuso una sorpresa, en cualquier caso».

Las protestas, según Buck, comenzaron en las redes sociales incluso antes de que los Reyes concluyeran su periplo por las calles de Madrid y tuvieron gran eco en los días siguientes en la prensa conservadora. Algunas voces se quejaban de que la popular celebración había quedado convertida en un «carnaval multicultural».

Otros acusaban a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, de arruinar directamente la magia de las Navidades a los niños. El artículo también recoge el tuit de la exdiputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo quien, «con un toque de melodrama», aseguró que nunca perdonaría a la regidora que su hija de seis años se hubiera dado cuenta de que el traje de Gaspar no era de verdad.

Para el autor, la polémica de la cabalgata «refleja, en miniatura, un dilema más amplio al que se enfrenta Podemos: ¿Hasta qué punto puede el movimiento impulsar su agenda para el cambio social sin poner en contra a los votantes tradicionales? ¿Vale la pena perder capital político en cuestiones delicadas como las procesiones religiosas o las corridas de toros, o deberían los nuevos alcaldes de izquierda centrarse en temas como la vivienda y la pobreza?».

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