Ángel Antonio Herrera - Cartas a la alcaldesa

La playa

A Madrid no le va a faltar ni playa, porque ahí en la Casa de Campo, se va a inventar una zona playera, o algo que se le parezca

Lago de la Casa de Campo ABC
Ángel Antonio Herrera

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A Madrid no le va a faltar ni playa, porque ahí en la Casa de Campo , se va a inventar una zona playera, o algo que se le parezca. Pues venga. Las obras comienzan enseguida, en noviembre, y reúnen un vaciado del vaso del lago de la Casa de Campo , una renovación del embarcadero, y una fantasía de playa en la explanada que gobierna el «plátano gordo», ese árbol bicentenario. Promete el proyecto, señora alcaldesa, porque además se contemplan algunas rutas nuevas de senderos, con lo que le da usted un alegrón al peatón que somos todos.

Eso, y nuevo mobiliario a repartir entre los paseantes. Madrid es una ciudad con mucha poesía de atasco, pero ahí está la Casa de Campo , que lleva como una vida en prosa, como una vida aparte del concierto de claxon de la ciudad. Estaba muy apañado el sitio, porque Gallardón lo incluyó en sus obras completas, pero ya le iba haciendo falta esto del vaciado del lago , más la mejora de los rellanos concéntricos, que nos van a dejar, eso sí, sin las carpas mitológicas de esas profundidades, y sin el barco fantasma que cabecea en lo alto de todo, solitario e inútil, ya jubilado de sí mismo, y cuyo futuro está en el desguace. Son, ya, postales para el pasado que viene.

La iniciativa hay que celebrarla, alcaldesa, porque fue Tierno Galván el último que le dio enjuague en condiciones al lago, y porque una ciudad que cuida lo que de campo tiene es una ciudad que se quiere moderna. Resulta que tendremos playa, aunque lo de la playa es metafórico, claro, porque playa no habrá, en rigor, sino el aprovechamiento para el transeúnte de una extensión en rampa del entorno, que mira al Palacio Real . Se va a crear aquí la cosa después de un uso, y eso es un acierto cabal, porque el peatonaje es dado a acampar ahí, mirando al horizonte, o al cielo. Tendremos una playa sin playa, un cupo de acostados que venían pidiendo su orilla correspondiente, con la postura. No habrá arena, sino vistas. Algo es algo. Mucho.

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