La estación más concurrida fue la de Santiago Bernabéu
La estación más concurrida fue la de Santiago Bernabéu - ISABEL PERMUY

Pinchazo del primer día de huelga en el Metro, que no logra paralizar Madrid

Los madrileños apenas notaron la menor frecuencia de paso de los trenes y muchos fans de Springsteen optaron por acudir al Bernabéu antes del paro

MADRID Actualizado: Guardar
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El primer día de paros parciales en el Metro por la protesta de sus empleados apenas se dejó sentir ayer en la movilidad de los ciudadanos. Y eso que coincidía con el inicio y el final de uno de los esperados conciertos que acoge este año la capital, el de Bruce Springsteen en el estadio Santiago Bernabéu y el de Manolo García en el Barclaycard Center de Goya.

Los servicios mínimos decretados por la Consejería de Transportes (de entre el 69% y el 84%) aliviaron la frecuencia de paso de los convoyes; pero también ayudó la previsión de los usuarios, que optaron por moverse por la ciudad antes del inicio de la huelga, que discurrió entre las 18.30 y las 21 horas, en un primer tramo, y entre las 23.30 y las 2 de la madrugada.

Otros usuarios, que ignoraban las reinvidicaciones, de las que se enteraron por los anuncios de megafonía del suburbano y por los paneles informativos, no notaron nada inusual.

Solo en las estaciones más céntricas, en las situadas donde se realizan transbordos o en los intercambiadores, como Pacífico, Atocha, Sol, Gran Vía o Tribunal, los trenes iban más llenos de lo habitual una hora antes de que empezara la huelga en algunas líneas. Sin embargo, no ocurría lo mismo en otras, como la Circular o la 9, ya en plena protesta, donde la escasez de viajeros era la tónica dentro y fuera de los vagones como sucedía en Avenida de América.

«Fíjate qué ironía. Vengo de Portazgo (Línea 1). Cogí el Metro a las 18.15 horas cuando el servicio era normal; los carteles en la estación anunciaban que el siguiente tren pasaría en 7 minutos y que con la protesta, el tiempo oscilaría entre los 7 y los 15 minutos. Sin embargo, aquí, en Nuevos Ministerios, en pleno follón, tengo que esperar solo 5 minutos», explicaba Carmen. «Yo apenas he esperado tres minutos. No no sabía nada», decía Willy en Cuatro Caminos, mirando el panel luminoso que indicaba que el próximo llegaría en 6 minutos.

La frecuencia habitual en la primera franja de los paros (18.30 a 21 horas) los sábados y domingos es de entre 6,5 y 7,5 minutos. Y, de 23 a 02.00 horas, de 15 minutos. No obstante, ayer, en la horquilla de tarde, en la mayoría de las estaciones era incluso menor y llegaba a los 4 y 6 minutos, como en la Línea 10, en ambos sentidos. En ella se sitúa la estación de Santiago Bernabéu, una de las más concurridas por los seguidores del «Boss».

Al salir, bicimad, coche eléctrico o taxi

«Venimos de O’Donnell. Para ser fin de semana y haber paros, el Metro pasó a los dos minutos de llegar. Ahora, tenemos que esperar 5 minutos», decían Rosa y Roberto en Nuevos Ministerios. También se dirigían al que parecía ser el punto neurálgico de la jornada. «Cuando acabemos, como saldremos todos a la vez, o usaremos Bicimad o un coche eléctrico», explicaba la pareja. En Tribunal, Antonio y Araceli, que habían viajado desde Málaga para ver a Springsteen, dejaron el coche aparcado a tres kilómetros del estadio.

Quienes nada tenían que ver con el concierto lo tenían claro también. «Yo, si hay mucho retraso, tomaré un taxi», decía Gracia en Menéndez Pelayo. Laura y Antón optaban por ir caminando hasta su casa o coger el bus. Estos, a su paso por el paseo de la Castellana iban a rebosar a las 20 horas. «A ver esta noche. De momento, los taxistas no hemos notado nada. Mucha gente en la calle en el centro y en el Bernabéu todo el día », explicaba José.

Curiosamente, nadie sabía a ciencia cierta el motivo de la huelga. «Si tienen razón que se movilicen. Ellos sabrán», decía Ramón. «Tienen un sueldazo, no sé qué quieren», indicaba Pedro.

Protestas sindicales

Pese al pinchazo, los sindicatos calificaron de «éxito» la protesta y cifraron el seguimiento de los trabajadores en un cien por cien. Pese a ello, UGT anunció que está estudiando presentar una «denuncia por prevaricación» por los «abusivos» servicios mínimos. Su portavoz, Teodoro Piñuelas, además, planteó a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, la creación de «una comisión de investigación en Metro, puesto que a lo mejor se llevaría una sorpresa», haciendo una alusión indirecta a la trama Púnica.

En el suburbano, «la empresa de eficiencia energética Cofely [una de las señaladas en la presunta corruptela] ha facturado. A lo mejor, habría que buscar esas cantidades que se adeudan a los trabajadores en algún altillo o en algún cuarto trastero de algún amiguete del señor Francisco Granados», señaló a Ep.

Cifuentes consideró, en una entrevista en la cadena Cope, que «esta huelga no tiene sentido»: «Es una forma de presionar porque los trabajadores están negociando su convenio». Destacó que lo que se está poniendo en la mesa es lograr 14 días libres más al año, sumándose a los 58 con los que ya cuentan. Hoy, será la segunda jornada que coincide con la Copa del Rey.

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