Representación del «rey de Patones»
Representación del «rey de Patones» - Ayuntamiento de Madrid
Curiosidades de Madrid

El «rey de Patones», el anciano patriarca que plantó cara al mismísimo Carlos III

A mitad de camino entre la leyenda y la historia, este singular personaje gozó del tratamiento de un monarca entre los vecinos de esta pintoresca aldea dela sierra madrileña

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Al noreste de la sierra de Madrid se esconde una de las zonas menos conocidas y con más historia de la región. La aldea negra de Patones de Arriba –conocida así por las pizarras de los tejados– alberga, además, la curiosidad de haber tenido entre sus vecinos a una particular «monarquía» que ordenó y puso paz en el pueblo desde tiempos inmemoriales: el «rey de Patones». A mitad de camino entre la leyenda y la realidad, la figura de este personaje –representado como un anciano que cumplía funciones de regidor– está presente en varios documentos que atestiguan su existencia. Antonio Ponz recogió como cierta esta historia en su libro «Viaje de España», en el siglo XVIII.

El primer escrito donde se hace alusión a este «rey» es de 1653.

En aquella fecha se entrevistó con el cardenal Moscoso –supremo canciller de Castilla y consejero de Estado, nombrado por Felipe IV– para solicitar la construcción de una ermita. También cuentan los lugareños que envió una osada carta firmada cuyo encabezamiento era: «Del Rey de Patones, al Rey de España». De esta última no hay nada que certifique su existencia.

La dinastía familiar, que se transmitía este pintoresco cargo de forma hereditaria, se extinguió a mediados del siglo XVIII. Tras negarse a pagar los tributos, enviaron un memorial a Carlos III donde exponían su situación de olvido. Reclamaban así su independencia de la villa de Uceda, de cuyo ducado dependían hasta entonces.

Patones era tratado por Uceda como un barrio lejano olvidado para todo salvo para cobrar impuestos. Carlos III aceptó sus reclamaciones y permitió que la villa tuviera alcalde propio. La figura de los «reyes de Patones» dejó de tener sentido, aunque la familia que administraba justicia y gobernaba hereditariamente hasta entonces, siguió ocupando su puesto de regidor. Según los archivos municipales y eclesiásticos, esa familia se apellidaba Prieto. ¿Habrá aún descendientes de esta curiosa «dinastía»?

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