Coronavirus
El centro de Madrid, a medio gas por el coronavirus: «Si viene la Policía ahora, cerraremos la terraza»
Los bares y restaurantes han empezado a recoger mesas y sillas, mientras en otros establecimientos, como los estancos, las colas para comprar tabaco se han disparado
Coronavirus, la última hora en directo
En el mismo día que Pedro Sánchez ha decretado el estado de alarma ante el avance descontrolado del coronavirus, el centro de Madrid se mantiene a medio gas, con algunas tiendas cerradas y terrazas desmontadas y otras a pleno rendimiento. Eso sí, con la clientela reducida sustancialmente, a tenor de lo observado por ABC en los enclaves más turísticos de la capital. En la plaza de Tirso de Molina, los camareros que atienden las pocas mesas ocupadas lo hacen con guantes de látex y a la expectativa de tener que recoger mesas y sillas en «cuanto reciban la orden». «El jefe nos ha dicho que esta misma tarde igual la quitamos», explica Jesús Parada, un trabajador de 59 años, con más de 40 dedicado a la hostelería: «Mañana seguro que ya no atendemos fuera, pero si viene la Policía antes, nos pondremos a ello». [Siga en directo la última hora de las crisis del coronavirus]
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Con aparente tranquilidad, un grupo de empleados de un conocido local de ocio nocturno apuran las últimas cervezas, conscientes de que tendrán que dejar de hacerlo en los días venideros. «Hemos venido a cobrar los días de trabajo que nos deben», resume Pedro, que espera que la situación regrese lo antes posible a la normalidad para poder hacer frente a todas las facturas: «Si esto tarda meses, el alquiler se va a poner complicado».
A dos pasos de allí, Freddy Castro aguanta el tipo en el puesto de flores que regenta desde hace diez años. Preocupado ante el cariz de los acontecimientos, cuenta que las ventas, al igual que las de sus compañeros, han caído hasta en un 80 por ciento desde el inicio de la semana. «Nunca habíamos vivido algo así. Hemos hecho el pedido mínimo porque apenas viene la gente a comprar», incide, sin saber aún si podrán abrir al público mañana: «Si no nos obligan, estaremos dos o tres días más a ver si damos salida a lo que tenemos». La salud, no obstante, advierte que es lo primero, por lo que ve lógico que toda la población se responsabilice, incluido los comerciantes.
La clausura forzosa anunciada por el Gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso se deja notar también en la Plaza Mayor, donde la mayoría de hosteleros ha apilado las mesas, sillas y sombrillas sin necesidad de que la Policía acudiera a pedírselo. El escaso trasiego de viandantes es otra de las postales que deja la crisis sanitaria, sin apenas turistas en puntos emblemáticos como la estatua del Oso y el Madroño en la Puerta del Sol. «Casi siempre hay personas esperando a hacerse un «selfie» y hoy vienen a cuentagotas», apunta un joven, que transita por la zona a diario.
Después de varios días de compras masivas en supermercados y tiendas de alimentación, el turno le tocó hoy a los estancos. El número de personas a las puertas en muchos de estos establecimientos se cuenta por decenas, sobre todo en aquellos que a mediodía permanecían abiertos. «Es un no parar, desde que se ha hecho pública la medida, no dejan de venir clientes y llevarse las cajetillas a puñados», señala un dependiente, sin saber aún si la decisión afectará también a sus negocios: «En Italia se sigue vendiendo tabaco».
Los quioscos, por su parte, tampoco saben si mañana estarán operativos. Así lo afirma Fernando Barroso, asentado en un lado de Tirso de Molina. «La asociación no nos ha comunicado nada», remarca. Las ventas, añade, no han variado en demasía: «Los clientes son los mismos de siempre».
