Manolita se ha especializado en camelias pero vende una gran variedad de flores y plantas
Manolita se ha especializado en camelias pero vende una gran variedad de flores y plantas - BELÉN RODRIGO

Las camelias de Lina Morgan y Sara Montiel, la floristería de la farándula española

En Manolita han comprado flores grandes nombres del cine y teatro español como Sara Montiel y Lola Flores. Esta casa centenaria es hoy un taller de «alta costura floral»

Madrid Actualizado: Guardar
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Leonardo Martínez Calatayud, un botánico y jardinero valenciano, se instaló en Madrid en el siglo XIX abriendo una floristería y un vivero en la capital en 1882. Fue la primera tienda de flores como tal de Madrid. Por aquel entonces en la capital las floristas ambulantes se paseaban con cesto en mano con nardos, claveles y violetas. Cada día, hasta que llegó la II República, el fundador enviaba flores a la Casa Real siendo su proveedor oficial y tenía como cliente habitual, entre otros, a Antonio Machín. En los años 40 traspasó el negocio a su ahijada Manolita.

Ella trabajaba entonces en el mundo del teatro y regentaba el café El Chispero. Conocía muy bien a muchos artistas y fue así que se inició una importante relación con el mundo de la farándula.

Llegó a recibir el galardón «La Camelia de Plata». En la actualidad Manolita es la única tienda centenaria de la calle Cádiz donde las tiendas de ultramarinos Rogú y la Frutería de León acabaron por desaparecer.

Durante los años 50 y 60 «fue la época dorada del cine español y para los estrenos de las películas se adornaban las salas de flores», cuenta a ABC José Navarro, sobrino de Manolita, hoy al frente de la floristería junto con su mujer. Sara Montiel era una de las principales clientas de esta tienda y buena amiga de la florista como lo fueron Lola Flores o Marujita Díaz. Nati Mistral y Pajares compran igualmente flores en esta tienda. «Cada actriz suele tener sus flores predilectas», explica José. «Nosotros nos especializamos en camelias, pero tenemos todo tipo de flores y plantas. Normalmente en el mundo del teatro el color amarillo les daba mala suerte pero Lina Morgan, por ejemplo, pedía siempre las rosas amarillas», revela. Sara Montiel, sin embargo, prefería rosas rojas. Una foto suya dedicada a Manolita adorna las paredes del local.

Leonardo y su ahijada trabajaron juntos durante unos años hasta que él enfermó y se fue a Valencia, su tierra natal, para pasar sus últimos días. Manolita se quedó en la tienda con su hermana y más tarde se unió su sobrino José. «Siempre tuvimos clientela del barrio además de otras personas que venían de lejos», recuerda José. En muchas ocasiones se llevaban las flores a la casa de las actrices, como era el caso de Sara Montiel. También entregaban flores a los bancos y a restaurantes como Lhardy, con quien siguen trabajando. Se han especializado igualmente en la confección de ramos de flores de novia y preparan coronas para los entierros, como el de Tierno Galván.

A la hora de hablar de películas, en Manolita recuerdan el estreno de Sisí Emperatriz, «todo los adornos del cine y del Hotel Hilton donde estaban los actores se realizaron en Manolita, y fueron camelias». Para el de Salomón y la reina de Saba la productora les pidió que buscaran la corona de EE.UU necesaria para la corona.

Alta costura floral

La camelia es una flor difícil de encontrar en muchas floristerías «porque es muy delicada, llega entre algodones, y hay que darla mucho mimo», cuentan en la floristería. Hace unos años casi todas las flores eran nacionales pero ahora vienen casi todas de fuera «porque en nuestro país la floricultura se ha dejado de lado». Llegan de Colombia, Holanda, Israel y Marruecos, entre otros países. En Manolita se encuentran tipos de flores tan exóticas como rosas azules o negras o las orquídeas, «de las que existen más de 500 clases».

En Manolita trabajan con mucho mimo y detalle cada encargo. «Trabajamos de forma artesanal. Somos muy rápidos porque llevamos muchos años haciendo este trabajo pero lo realizamos muy cuidadosamente», aseguran. Son muchas las novias que confían en esta tienda el ramo para el día de su boda. «Muchas veces nos traen revistas donde han visto ramos y nosotros conseguimos siempre hacerlos todavía más bonitos y quedan maraviladas con el resultado», se enorgullecen José y su mujer.

Para ellos el contacto con la gente, con todo el público que por allí pasa, es una de las facetas de este negocio que más les gusta. La crisis ha hecho también daño a este comercio, «las personas en vez de comprar seis rosas pues compra dos, pero se sigue vendiendo», subrayan. Y sigue habiendo hombres que buscan las flores para regalar a las mujeres y muchas personas «a quienes les gusta tener flores en casa», añade. Las plantas son igualmente productos que tienen buena salida y se encuentran muchas tropicales. Durante la primavera tienen muchas flores con flor y el resto del año «nos gustan las que tienen colores vicos». En Navidad, por ejemplo, la flor de Pascua se vende mucho.

El local tenía antiguamente una puerta por la calle Espoz y Mina y otra por la de Cádiz, esta última la única que funciona actualmente. El espacio no se ha modificado. Sigue teniendo dos escaparates que se llenan de flores y plantas siendo el mejor llamativo para nueva clientela. José y su mujer se ven con fuerzas para seguir trabajando en este negoco. Ya no hay tantos artistas que pasen por esta floristería pero no faltan encargos en los que logran destacar por el detalle y el esmero que les caracteriza.

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