Señales

El primer toque de atención fueron las primarias de las que salió elegido Leiceaga: la militancia prefería al otro al que no apoyaba Vigo. Ahora, los avales en la carrera de Ferraz, termómetro más afinado y preciso que la asistencia a los actos de Sánchez y Díaz, donde demasiadas circunstancias pueden concurrir más allá del puro interés del afiliado deseoso de escuchar a sus líderes. Pero todo hace pensar que el resultado de las urnas irá en sintonía: Sánchez ganará en Galicia, y con más rotundidad de lo que lo hizo Leiceaga. Denle la vuelta: la derrota interna de Caballero y el «modelo Vigo» va a ser mayor.

El resultado en el próximo congreso gallego del PSdeG —si Caballero aúpa a alguno de sus afines como candidato— se lo pueden imaginar.

Ganarán los otros, presenten a quien presenten. Pero el derrotado será el partido, no el alcalde de Vigo. Porque las heridas, como está pasando en Ferraz, no las coserá ni un cirujano de guerra. Bien harían todos los socialistas gallegos en leer las señales que manda la militancia: menos tensión, menos pelea y más acuerdo. Que aprovechen mientras se prolonga la marea baja.