«Huimos cuando el viento nos trajo las llamas a un metro»

Vigo plantó cara al fuego con cadenas humanas y realojó a 400 afectados en hoteles

Un hombre porta dos cubos de agua para ayudar a sofocar uno de los focos declarados en el centro de la ciudad de Vigo EFE

ROMINA ALONSO

Vigo se recuperaba ayer de una noche de pesadilla. Durante la jornada del domingo la ciudad olívica y las parroquias cercanas vivieron horas dramáticas donde el fuego no dio tregua debido a las condiciones climatológicas. Ayer por la tarde el alcalde, Abel Caballero, confirmó que no quedaba ningún foco activo. Las llamas comenzaron en la tarde del domingo en puntos aislados en las zonas próximas a la ciudad, que finalizó con fuegos declarados en el casco urbano. Las zonas de Beade, Valladares, Freixo y O Alto da Garrida se vieron muy afectadas , por lo que varios núcleos urbanos tuvieron que ser desalojados. A estos se sumaron los estudiantes de la residencia del campus universitario que se encuentra en la zona de Beade. Los alumnos fueron ubicados en hoteles de la ciudad. También la empresa PSA-Citroën se vio afectada y tuvo que cerrar sus puertas durante el turno de noche, pero durante el día de ayer trabajó con normalidad.

El domingo, las labores de extinción comenzaron temprano. En numerosos casos fueron los propios vecinos quienes con sus propios medios tuvieron que hacer frente a las llamas que se aproximaban a las viviendas, lo que fue empeorando a tenor del viento fuerte que no dio tregua en toda la jornada. Las cadenas de gente pasándose cubos y calderos de agua eran la estampa que más se repetía en diferentes puntos afectados. Durante buena parte de la tarde los vecinos de Valladares encararon ellos solos las llamas que afectaban a la zona de A Sobreira, próxima al colegio y los núcleos de viviendas. «Fuimos muchos vecinos, gente comprometida», explicó David Costas, uno de los vecinos que se vio sorprendido por el fuego y sin pensárselo se fue con un grupo de amigos y familiares a prestar ayuda.

En la zona en la que se encontraban tuvieron suerte ya que «había un cortafuegos y lo pudimos controlar y frenar bien», narraba ayer David. Pero tras tener una situación resuelta, en otros lugares todo iba empeorando. «Freixo fue una de las zonas más duras de ver. Intentamos apagarlo con una cadena de cubos», añadió David. El resultado fue infructuoso: el viento soplaba con demasiada virulencia. «Vino una ráfaga tan fuerte que tuvimos que huir. Empezó a llegar a los coches, echamos a correr buscando nuestro coche para poder escapar de allí. A un metro estaban las llamas», relató el joven.

Los trabajos vecinales de extinción prosiguieron hasta la mañana de ayer. «Era un drama. La playa de Samil estaba ardiendo; también la propia Plaza de España de Vigo», se duele Elena. «Nos metimos por los caminos que conocemos del monte y nos encontramos con muchos focos», continúa su relato David. La colaboración ciudadana fue clave. Los hoteles de la ciudad ofrecieron habitaciones a las cerca de 400 personas obligadas a abandonar sus casas. Ayer, prácticamente todos regresaron ya a sus hogares. El Consistorio vigués trataba de hacer balance de la tragedia, aunque su alcalde, Caballero, se mostró prudente con respecto a la posible intencionalidad del fuego. «Todo apunta a que no fueron incendios accidentales», indicó, a la espera de que concluya la investigación abierta.

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