Xaquín Fernández Leiceaga consulta su teléfono móvil en la Casa do Pobo de Santiago
Xaquín Fernández Leiceaga consulta su teléfono móvil en la Casa do Pobo de Santiago - MIGUEL MUÑIZ
PERFIL

Un galleguista para «renovar»

«Xocas» asume el reto de unificar un partido dividido en dos bandos irreconciliables

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Xaquín Fernández Leiceaga lo consiguió. Apoyado por el oficialismo y con la bendición de Pedro Sánchez logró imponerse a los notables del PSdeG y a los críticos con Besteiro. Afronta el reto de coser un partido divido en dos tras la dimisión del político lucense. Quienes lo conocen aseguran que tiene una personalidad «zigzagueante», pero esta vez se queda en el PSdeG para intentar que la sigla resista dentro del espacio del centro izquierda gallego. Lejos de ver una amenaza en el populismo de las mareas ve una oportunidad y nadie duda de que como el resultado lo posibilite pactará con la izquierda radical para sentarse en el Consello de la Xunta.

Nació en Noia, en el seno de de una familia acomodada, y pronto coqueteó con la izquierda nacionalista.

Y como le suele ocurrir a muchos teóricos de la izquierda evolucionó desde el «rupturismo hacia la izquierda centrada». Todavía utiliza «expresiones» que lo reconocen como nacionalista, pero el paso del tiempo lo acredió como un socialista aparente.

«Xocas» cuenta con una amplia formación, es profesor de Economía en la Universidad de Santiago, y su autoridad científica es reconocida por amigos y enemigos. Hay quien dice, en el seno del grupo parlamentario socialista, que su pensamiento económico presenta rasgos del ideólogo de Ciudadanos, Luis Garicano.

Su candidatura supone el regreso al partido de nombres como Lago Lage y Modesto Pose. Sus adversarios temen la venganza de una operación que culminará con la elección de Pilar Cancela como secretaria xeral del PSdeG-PSOE.

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