Rafael Cuiña, en el Ayuntamiento de Lalín
Rafael Cuiña, en el Ayuntamiento de Lalín - M. MUÑIZ
Gobiernos «multipartito» en Galicia

Cuando «lo que nos une» es batir al Partido Popular

Son numerosos los ejemplos en la Comunidad de consistorios en los que la lista más votada no puede gobernar

Santiago Actualizado: Guardar
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La política, y más aún la municipal, hace extraños compañeros de gobierno. Siempre que la aritmética lo permite, se esgrime el mantra de que «es mucho más lo que nos une que lo que nos separa», y se conforma una mayoría unas veces más y otras veces menos lógica atendiendo a sus programas electorales. Las pasadas elecciones de mayo arrojaron decenas de casos en los que el PP consiguió ser la fuerza más votada en las localidades gallegas, pero la falta de una mayoría absoluta —en algunas ocasiones por un puñado de votos— apartó a sus candidatos de la posibilidad de alzar el bastón de mando en sus concellos.

En muchos de estos casos son mayorías de izquierdas las que alejan a los conservadores del poder, pero en otros se toman derroteros como que compartan gabinete formaciones liberales con populistas, o escisiones de independientes del PP con nacionalistas y socialistas.

En ciertos ayuntamientos más que las líneas ideológicas, los movimientos entre partidos y también sus alianzas se entienden como ajustes de cuentas y no como afinidades políticas. Así las cosas, «lo que nos une» es batir a los populares, aun a sabiendas de tener un polvorín interno en el que resulta costoso sacar las iniciativas diarias adelante.

Desde la oposición a estos gobiernos multicolor siempre coinciden los reproches, sobre «falta de gestión» o «aprovechamiento de proyectos que les dejamos encarrilados». Pero la realidad indica que las tensiones se suceden por cuestiones como las asignaciones económicas por las dedicaciones exclusivas o la invasión de competencias por ediles de partidos con los que se comparte equipo. «Las coaliciones no siempre son fáciles», «todos tenemos que adaptarnos a negociar», «el diálogo es importante», son también lugares comunes que parten desde los alcaldes para explicar los roces en sus primeros meses ocupando el despacho.

Tensiones crecientes

Alguno de los regidores consultados por ABC, en cambio, reconoce que «es posible que a medida que avancemos, sobre todo cuando vayan estando cerca las nuevas elecciones, cada partido tienda a buscar apropiarse de lo hecho en este tiempo», pero matizan que «no nos debe preocupar, porque forma parte del juego de la política».

En casos como el de Sanxenxo, ya se demostró la semana pasada que la cuadratura del círculo al tender puentes a izquierda y derecha no es posible. En otros como Sarria el talante de la alcaldesa provocó la salida de uno de los grupos del gabinete municipal. Otro ejemplo es el de Tui, donde un escenario enrevesado lleva a que el gobierno de la localidad lo ostente un cuatripartito que todavía se encuentra en minoría. Un terreno sembrado de inestabilidad en el que se vislumbran mociones de censura.

Cambados Cuatripartito y una regidora a la que no le gusta «mandar»

Fátima Abal, alcaldesa de Cambados
Fátima Abal, alcaldesa de Cambados

A 145 votos de la absoluta, con un 45,59% de las papeletas, se quedó el PP en el municipio pontevedrés de Cambados. Los populares ironizan ahora con que en los plenos, presididos por la socialista Fátima Abal, se ve a un lado a los ocho concejales conservadores y, en frente, a los ocho del grupo de gobierno, formado por cuatro partidos diferentes.

La llave del gobierno la tuvo el edil de Cambados Pode. Pese a que el nombre puede hacer pensar en una Marea, es un independiente que durante el período poselectoral se creyó que podría apoyar al PP por el parentesco con un exedil popular. Este mismo escaño fue el causante de una crisis reciente en seno del consistorio, debido a lo que la regidora achaca a un «problema de comunicación» causada por el cierre de una plaza al tráfico.

Desde la oposición se lamenta la «falta de gestión» del cuatripartito, el mayor gasto político (tres dedicaciones y media frente a las dos que tenían los populares) y las pocas competencias de la alcaldesa. A esto último Abal responde que «no me gusta mandar, sino que las cosas funcionen bien».

Sarria El «oscurantismo» hace que el gobierno se resquebraje

Pilar López, alcaldesa de Sarria
Pilar López, alcaldesa de Sarria

El resultado electoral en Sarria dejó un ayuntamiento muy fragmentado. El Partido Popular obtuvo 7 concejales frente a los 4 socialistas, 3 del BNG, 3 de Compromiso y un independiente. La iniciativa común de frenar al PP articuló el gobierno en torno a la cabeza de lista socialista, Pilar López, quien tras varias jornadas de negociaciones compuso un «frente» siguiendo las consignas de sus respectivas direcciones nacionales. Sin embargo, el enemigo común no fue suficiente para «amarrar el gobierno» y el 3 de noviembre se rompe la coalición gobernante. Dos de los ediles de CxG justifican su salida por las «prácticas oscurantistas de la alcaldesa» y anuncian su paso a la oposición. Previamente, pierden un concejal que pasa a ser no adscrito.

Ahora la gobernabilidad en la villa descansa en dos concejales nacionalistas y en los acuerdos puntuales que se establecen.

Tui Más grupos con representación que en Barcelona

Las municipales de mayo dejaron un escenario endiablado en la localidad pontevedresa de Tui. Ocho listas concurrían a los comicios y las ochos consiguieron representación, de modo que en el consistorio hay un grupo más que en el Ayuntamiento de Barcelona, paradigma actual de la fragmentación.

De este modo, el gobierno lo conforma un cuatripartito que se encuentra todavía en minoría, por lo que enfrenta en su día a día a serios problemas para sacar adelante sus iniciativas.

La llave de la estabilidad la tiene el pequeño partido liberal Converxencia 21, que apoyó la investidura socialista para propiciar un cambio de color en la corporación y pasó a mantenerse al margen en la gestión. También sería necesario para revocar el mandato y volver a formar una mayoría conservadora.

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