Alberto Caparrós - CRÓNICAS SABÁTICAS

Una valenciana entre los nuevos ministros

«La procedencia geográfica de los ministros no ha supuesto una garantía si nos atenemos a los precedentes históricos»

Alberto Caparrós
VALENCIA Actualizado: Guardar
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La única presencia netamente valenciana en los actos de toma de posesión de los nuevos ministros ha sido la del ejemplar de la Biblia editado en la capital del Turia en 1791 y que fue propiedad de Carlos IV.

Mariano Rajoy ha conformado un Ejecutivo que combina el continuismo y la renovación, pero que ha dejado un poso amargo en el seno del Partido Popular de la Comunidad Valenciana, aunque las expectativas no eran elevadas. Ha dolido, pero no ha sorprendido.

La tarde de este jueves, un grupo de periodistas, entre los que se hallaba un servidor, abordó a la líder de los populares valencianos, Isabel Bonig, en un acto organizado por Bankia para preguntarle su primera impresión sobre el nuevo Gobierno

y aprovechó para recordar la aportación de la Comunidad Valenciana al triunfo de Rajoy en las elecciones del pasado 26 de junio. En concreto, once de cada cien votos cosechados por el PP en toda España se emitieron en las mesas de la Comunidad Valenciana.

Bonig confía en la sensibilidad de Rajoy para que la presencia valenciana prolifere en el segundo escalón del Gobierno, donde se tramitan los expedientes y se lleva el pulso diario de la gestión. La presidenta del PPCV también está a la espera de la llamada de Soraya Sáenz de Santamaríapara determinar quién asume el cargo de delegado del Gobierno, clave en la recta final de la legislatura. Bonig se inclina por Elena Bastidas para relevar a Juan Carlos Moragues, pero hay codazos por el puesto.

Mientras, a la espera de las secretarías de Estado, direcciones generales y confederaciones hidrográficas, la configuración del Gobierno ha otorgado «munición» al PSPV y Compromís para cargar contra el PP a cuenta del factor territorial.

Con todo, a los valencianos poco les importará la partida de nacimiento de los ministros si éstos les resuelven sus problemas. Y a Bonig tampoco. La aprobación de un nuevo modelo de financiación autonómica impulsado por un Gobierno del PP supondría un espaldarazo de primer orden para sus aspiraciones electorales para presidir la Generalitat en 2019 [Bonig, de hecho, quiere que la Comunidad Valenciana sea la primera autonomía que celebre su congreso regional para reafirmar su liderazgo].

La procedencia geográfica de los ministros tampoco ha resultado una garantía si nos atenemos a los precedentes históricos. Los últimos casos fueron los de Pedro Solbes, alicantino de Pinoso, Jordi Sevilla, de Valencia capital, y María Teresa Fernández de la Vega, que se empadronó en Beneixida para votar en la provincia.

Entonces, al igual que ahora, el modelo de financiación situaba a la Comunidad Valenciana en el furgón de cola y las inversiones estatales no alcanzaban ni el peso poblacional ni económico de la región.

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