Vicent Marzà, durante el inicio de curso de las aulas de dos años
Vicent Marzà, durante el inicio de curso de las aulas de dos años - MIKEL PONCE
EDUCACIÓN

Los frentes de Marzà

Los conciertos, el distrito único o la lengua enfrentan a los sectores educativos

VALENCIA Actualizado: Guardar
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Como una de las materias más sensibles de gestionar para un Gobierno, la Educación se ha convertido en uno de los departamentos más «vigilados» por los sectores sociales y por la oposición política durante los primeros meses del tripartito.

Numerosas son las cuestiones que el conseller Vicent Marzà tiene encima de la mesa y que han generado controversia e incertidumbre entre los centros, los padres y los propios docentes. Una de las principales es la relacionada con los conciertos educativos, cuya eliminación progresiva venía recogida en el programa electoral de Compromís y Marzà ya dejó claro en verano como una de sus prioridades. Ante cualquier decisión en este sentido, se ha encontrado ya enfrente a los más de 400 centros de esta red en la Comunidad Valenciana.

La puesta en marcha de aulas de dos años en colegios públicos también ha puesto en pie de guerra a la privada por el «recorte que supone en la libertad de elección de las familias y la pérdida de alumnos». La posibilidad de negociar conciertos con la privada ha calmado un poco las aguas. A la espera se encuentran, mientras, de la decisión de eliminar el distrito único.

La cuestión lingüística -sobre todo tras sus declaraciones explícitas a favor de los «países catalanes» antes de ser conseller y de que señale el catalán como su lengua materna en su currículum oficial- también preocupa a colectivos como la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos de Valencia (Fcapa) o la nueva Asociación Para la Defensa del Castellano, desde donde permanecen atentos a que estas tesis «no se extiendan en las aulas».

Conciertos educativos

«Se ha terminado la barra libre para los conciertos educativos». Con esta afirmación del pasado agosto -unido a que el programa electoral de Compromís preveía la eliminación progresiva de conciertos en etapas no obligatorias-, Marzà hacía saltar las alarmas en este tipo de centros, aunque matizaba que la Conselleria pasará «a determinar una por una las necesidades de concertar unidades». Desde colectivos como la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos de Valencia (Fcapa) o la Federación de Centros de Enseñanza de Valencia (Feceval) le recordaron que los conciertos «no son un privilegio, sino un instrumento para el ejercicio de un Derecho Constitucional». El portavoz de la primera, Vicente Morro, destaca que, con la actual legislación, la supresión de los conciertos «dejaría fuera del sistema al 35% del alumnado».

Asignatura de religión

Aunque la intención evidente de Marzà es dejar de ofertar esta asignatura en los centros públicos, la legislación vigente le impidió poner en marcha la posibilidad de que los institutos eligieran si ofrecer o no la materia. La reciente propuesta del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de suprimir la religión de las aulas ha vuelto a abrir el debate, aunque desde Fcapa insisten en que este tipo de enseñanza está «más que avalada por la Constitución» y tendrían que modificarla para poner en marcha esta iniciativa. Según Morro, «estas cuestiones crean preocupación e inseguridad a los padres, generan malestar y división, cuando ni siquiera sabemos cómo se van a desarrollar».

Cuestión lingüística

Las declaraciones explícitas de Marzà a favor de los «países catalanes» unos meses antes de ser conseller no sentaron bien entre varios colectivos culturales y educativos. Desde la Asociación para la Defensa del Castellano (creada el pasado septiembre) piden la «reprobación y destitución» del conseller por estas declaraciones y expresan su temor a que sus «ideas nacionalistas puedan afectar al sistema educativo con la anulación y desaparición del idioma castellano en la enseñanza». Desde otras entidades cono Fcapa critican igualmente que desde el departamento se amparen iniciativas como el Correllengua -que incluye textos de Núria Cadenes, condenada por terrorismo- y sostienen que estas cuestiones «han de quedar fuera del aula».

Aulas de dos años

La decisión de abrir aulas de 0 a 3 años en colegios públicos ha sido una de las decisiones que más rechazo frontal ha creado en todo un sector (el de las escuelas infantiles) por considerar que coarta la libertad de elección de los padres. A raíz de ello se creó, de hecho, la plataforma «Salvem 0-3», aunque la posibilidad de negociar conciertos con la privada como ha indicado Marzà ha calmado los ánimos.

Decreto de admisión y distrito único

Dos de las cuestiones pendientes son el distrito único (sobre el cual el conseller se posiciona en contra) y el nuevo decreto de admisión del alumnado, del cual recelan entidades como Feceval por el cambio en los criterios que puede suponer la «matrícula equilibrada» de alumnos inmigrantes.

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