Israel Cortés - TRIBUNA

¿Dos años rescatando personas?

Oltra no cree en las políticas sociales, solo utiliza las necesidades de los demás para construir su personaje y proyectar su carrera política

Israel Cortés
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Segundas partes nunca fueron buenas. Hay notables excepciones, pero la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, en su segundo año de gestión ha cumplido escrupulosamente con la regla. El año pasado en estas fechas, su discurso demagógico de rescatar personas mostraba signos de desgaste e inconsistencia muy evidentes. Doce meses después, se confirma la sospecha: todo era mentira.

La Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas sufre una parálisis generalizada que afecta a cada una de sus áreas. Tomen nota -y paciencia-. Las listas de espera para acceder a determinados servicios lejos de reducirse, se amplían: más de 2.500 familias aguardan para formalizar el proceso de adopción; más de 3.000 personas mayores demandantes de plaza de residencia desesperan sin recibir respuesta; más de 30.000 dependientes atascan el sistema de dependencia autonómico; incluso para renovar un simple libro de familia numerosa, el trámite se demora hasta ocho meses.

Además, las deudas se amontonan por todos lados: sin cobrar los centros especiales de empleo -que forman y contratan a personas con discapacidad- las subvenciones de 2016; sin cobrar los trabajadores de centros de menores durante varios meses; y sin cobrar las residencias de mayores, que continúan con el modelo público-privado que criticó Oltra hasta el hartazgo, por un error de la Conselleria. Y aún peor, el rescate de los más desfavorecidos se pospone hasta la aprobación de la Ley de Renta Valenciana de Inclusión, a la vez que la renta garantizada vigente, el último recurso para quienes no disponen de ninguna otra prestación, se está pagando con cerca de dos años de retraso. Para cuando llega, la necesidad que debía cubrir o ya no es necesidad, o ya no tiene solución.

El reciente escándalo sobre presuntos abusos y malos tratos en centros públicos de menores, que ha dejado al descubierto la lamentable situación de abandono y precariedad de estos centros, ahonda en la falta de credibilidad de la consellera. Muchos pensamos que su desatino al inicio del mandato se debía a la falta de experiencia o de pericia, pero no es así. No es por incapacidad sino por convicción que ha fracasado en la ejecución de su manido y manipulado “rescate de personas”. Oltra no cree en las políticas sociales, solo utiliza las necesidades de los demás para construir su personaje y proyectar su carrera política hacia donde le interesa. Los eslóganes y pancartas que le reportaron días de gloria en les Corts hoy resultan inválidos en el ejercicio del gobierno. La toma de decisiones en la Conselleria se funda en gestos ideológicos o meras ocurrencias de su mandataria más que en razonamientos sociales, jurídicos o técnicos. Por su proceder, le han recriminado sindicatos, altos funcionarios, colectivos de profesionales, organizaciones sociales e incluso el Síndic de Greuges en más de una ocasión, pero no se da por aludida. Muy al contrario, lejos de reconocer su responsabilidad, responsabiliza a todo el que le rodea.

Los problemas crecen mientras Oltra prosigue su particular tour televisivo por media España. Su promoción personal le requiere tiempo y dedicación y, claro, resulta difícil gestionar desde un plató las necesidades sociales de una comunidad autónoma. Cuando trabajas con y para las personas, has de saber que trabajas con la materia prima más vulnerable que existe. La tercera edad, la discapacidad, la dependencia, la infancia, la pobreza, son cuestiones que precisan de una sensibilidad singular. La fácil verborrea y el poco pudor que luce la vicepresidenta al hablar de las necesidades de la gente denotan una preocupante carga de insensibilidad, impropia de un responsable de políticas sociales.

La creciente deuda social del Consell no parece excusa para frenar la puesta en marcha de la nueva televisión valenciana. No me extrañaría que la Consellera de Igualdad y Política Inclusiva tenga ya previsto y guionizado su propio programa en la parrilla de À punt, al más puro estilo venezolano. Sin embargo, la voz de tus hechos es siempre más audible que la más alta de tus palabras, aunque la digas en horario de mayor audiencia. Nada conseguirá acallar lo que revela de forma diáfana el mal hacer de Mónica Oltra: que solo vino para rescatarse a sí misma.

Israel Cortéses concejal del PP Ayuntamiento de Alicante

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