EL empresario bañezano Rogelio Fernández vestido de chaleco, durante la inauguración del aeródromo de Pajares de Oteros
EL empresario bañezano Rogelio Fernández vestido de chaleco, durante la inauguración del aeródromo de Pajares de Oteros - ICAL
Sucesos

Un impacto contra un buitre pudo causar el accidente de avioneta de la familia leonesa en Cuenca

La trágica noticia ha supuesto «un palo» para La Bañeza, de donde era natural

CUENCA / VALLADOLID Actualizado: Guardar
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A primera hora de la tarde de ayer se confirmaba la peor de las noticias . Finalmente eran cuatro los miembros de una familia leonesa los que habían fallecido en el accidente de avioneta ocurrido el sábado en las cercanías de Cuenca cuando realizaban el trayecto de vuelta desde el aeródromo de Mutxamel (Alicante) hasta el de Pajares de Oteros (León), codirigido desde octubre por Rogelio Fernández, uno de las víctimas mortales. Junto a él, perdían la vida su mujer -ambos de 50 años- y sus dos hijas, de 22 y 25 respectivamente. Sus allegados y conocidos habían rogado durante horas para que no se hiciera realidad el brutal alcance del siniestro después de que en un primer momento se creyera que tanto la madre como una de las jóvenes no iban dentro del aparato.

Un cambio de planes de última hora les hizo subir finalmente al mismo después de que, por motivos que aún se desconocen, no hubieran recogido el coche en el que ambas tenían pensado volver hasta su destino en León. Aunque aún no se conoce oficialmente las causas del accidente, la investigación da casi por seguro que hubo un impacto contra un buitre, muy abundante en la Serranía de Cuenca.

La noticia de las cuatro muertes se dilató en el tiempo después de que el accidente -se produjera poco antes de las cinco de la tarde del sábado en una zona de difícil acceso, entre el término municipal de la capital conquense y Beamud, en un paraje denominado como «Cerro de Los Rabadanes», en las proximidades del embalse de La Toba. El terreno escarpado, que imposibilitaba recuperar los cadáveres, dejaba aún un hilo de esperanza que se fue diluyendo cuando ni la madre ni la hija respondían a las llamadas telefónicas que recibieron tras conocerse que se había producido el siniestro.

La Guardia Civil y los bomberos de Cuenca, cerca del lugar del siniestro
La Guardia Civil y los bomberos de Cuenca, cerca del lugar del siniestro - ABC

En las labores de investigación del suceso trabajaban ayer un equipo de la Guardia Civil experto en catástrofes, así como bomberos del puesto de Motilla del Palancar (Cuenca), un helicóptero de apoyo de la benemérita y un equipo de avión civil especializado, además de Agentes de la Guardia Civil, de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial y miembros del Instituto de Medicina Lega. La noche anterior no habían podido llegar hasta los cadáveres, algo que sí consiguieron tras reanudar este domingo las infructuosas labores de rescate.

Empresario de la construcción

El piloto de la avioneta estrellada era el propio Rogelio, que hace tan sólo cuatro meses inauguraba -junto con su socio, Santiago Rodríguez- el aeródromo de Pajares de Los Oteros. Según confirmó a Efe el alcalde de este municipio leonés, Julio Fernández, el también empresario de la construcción habían partido por la mañana desde León y junto a su familia hasta Alicante con el objetivo de recoger el mencionado coche.

A la vista de la incomunicación en los teléfonos de ambas y una vez constatado que el turismo lo continuaba estacionado en el aeródromo de Alicante, el regidor admitía consternado que el fatídico cambio de planes hizo regresar a los cuatro a bordo de la aeronave.

«Un palo» para la localidad

Mientras, en la localidad de La Bañeza (León), de donde procedían los fallecidos, también están de luto. Según su alcalde, José Miguel Palazuelo, la noticia ha supuesto «un palo» para la localidad. Palazuelo recordó a esta familia, y en especial a Rogelio, como un empresario «muy conocido y emprendedor» que por encima de todo era «una gran persona» que trabajaba «en proyectos uno tras otro».

Conocedor del mundo aeronáutico desde hace décadas, era un experimentado piloto y conocía, según algunos de sus compañeros, al detalle todo lo vinculado a este sector. De ahí que nadie se explicara ayer qué pudo suceder para que la avioneta que pilotaba -modelo TB-20 de la marca Sotoca, de cuatro plazas y cinco horas de autonomía que suele dedicarse para el aprendizaje- se estrellara en un paraje montañoso y a baja altitud y más cuando era un día soleado y bueno para viajar. Por este motivo, la teoría de que impactara contra una rapaz es la que se considera más que probable.

El propietario del restaurante Casa Aniceto de Jiménez de Jamuz, donde nació Rogelio, también expresó su pesar por lo ocurrido. «Es una desgracia la que han sufrido... Empezaron de la nada y veinte años después era propietario de una gran empresa y cotitular del aeródromo de Pajares de los Oteros», recordó emocionado.

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