«La crisis seguirá afectando a la música mientras se considere un artículo de lujo»

Veteranía y juventud conviven al frente de la OSCyL con el director emérito, Jesús López Cobos, y el titular, Adrew Gourlay. Ambos han respondido por separado a un mismo cuestionario, ya que es difícil que coincidan en el mismo lugar al mismo tiempo, como explica el británico. En el terreno artístico y en su visión de la orquesta, la coincidencia es mayor.

-¿Cómo se complementan los papeles de un director emérito y un director titular? ¿Cómo es la colaboración entre ambos?

JESÚS LÓPEZ COBOS-Por mi parte, estar a disposición del director titular. En el período de transición anterior a su nombramiento, mi actividad fue mayor. Actualmente, en casos que lo requieran mi voz puede ser neutral y por tanto objetiva.

ANDREW GOURLAY-Los directores pasan normalmente como barcos en la noche.

Jesús y yo rara vez estaremos en el mismo lugar al mismo tiempo, pero él ya me ha proporcionado un apoyo incalculable. Es crucial que la orquesta tenga el respaldo de alguien con una gran reputación, así como a alguien que entiende la vida cultural española profundamente. Sin duda volveremos a trabajar juntos para asegurarnos de que seguimos el rápido progreso de la OSCYL en el futuro.

-¿En qué aspectos enriquece a la Orquesta contar con un director principal invitado como Eliahu Inbal?

J. L. C. -Un director de la talla de Inbal aporta muchísimo a una orquesta, pues trae consigo una experiencia que es muy enriquecedora y redunda en la mejora de la misma, al tiempo que colabora en gran manera a su desarrollo artístico.

A. G.-Eliahu tiene una enorme experiencia y ha demostrado ser un gran músico, de manera que aporta fortaleza al equipo. Como director de orquesta en los inicios de mi carrera, yo personalmente encuentro tranquilizador tener un director de orquesta con tanta experiencia, que trabaja regularmente con la orquesta.

-¿Cuáles son las principales fortalezas de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en la actualidad?

J. L. C.- Su capacidad de entusiasmo, su deseo de progresar continuamente y su flexibilidad ante los más diversos estilos.

A. G.- La OSCyL es una orquesta de clase mundial. A los músicos les gusta trabajar duro y tienen un profundo amor por la música. Son personas capacitadas, que tocan al más alto nivel internacional. Realmente siento que estamos al borde de algo especial.

-¿Qué aspectos artísticos o de funcionamiento se podrían mejorar? ¿Cuáles son los retos de cara al futuro?

J. L. C.- Más que artísticos, diría que hay aspectos de funcionamiento que son mejorables. Sobre todo en lo que respecta a la comunicación. La orquesta debe estar más presente en las redes sociales. Abran por ejemplo la web de cualquier gran orquesta europea y verán lo que se puede hacer. Y creo también que los medios audiovisuales, como la radio y la televisión, deben estar presentes en la vida de la orquesta. En caso contrario, la actividad de la orquesta se reduce a los abonados y asistentes esporádicos a sus conciertos.

A. G.-Necesitamos que el mundo nos escuche y nos vea en acción. Todo lo demás vendrá.

-¿Qué se puede hacer para ganar nuevos públicos, fundamentalmente al público joven?

J. L. C.- Hay que incentivar a que los jóvenes se acerquen al Auditorio Miguel Delibes. Hay diversos medios: programación atractiva, abonos asequibles para jóvenes, entradas reducidas de última hora, colaboración con las Escuelas y Conservatorios, entre otras cosas, aunque muchas ya se hacen.

A. G.- El mundo es cada vez más mayor, por lo que es un hecho inevitable que el público se hará más mayor también. Los repertorios atrevidos con programas fuertes a menudo atraen a un público más joven. A los jóvenes les gusta explorar. Les gustan las nuevas experiencias. Pero, ¿qué hay de malo en las personas de mayor edad?

-¿La falta de infraestructuras adecuadas para los conciertos sigue siendo un lastre para las salidas de la Orquesta por las distintas provincias de Castilla y León?

A. G.- Esa no es la forma en la que veo las cosas. Somos muy afortunados de tener como nuestro hogar el Auditorio Miguel Delibes, una de las mayores salas de conciertos del mundo. Este es un recurso que nos da una gran ventaja sobre muchas otras orquestas. Y estamos entrando en un período muy positivo, realizando conciertos por toda Castilla y León y ofreciendo prestigiosos conciertos en otros lugares. Como una manera de conectar con nuestra región, vamos a realizar conciertos gratuitos en todas los plazas mayores de las capitales de nuestra Comunidad durante este verano. Proyectos de este tipo demuestran el nivel de apoyo que tenemos.

J. L. C.- La Orquesta Sinfónica de Castilla y León tiene que hacer honor a su título y estar presente en toda la Comunidad. Ya existen auditorios magníficos fuera de Valladolid y, cuantos más locales se encuentren y adapten a las necesidades de un orquesta para su actividad, mejor será para que la OSCyL cumpla su misión.

-¿Cómo valora la actividad paralela de la orquesta y, concretamente, el programa socio-educativo?

J. L. C.- La orquesta está año tras año mejorando y ampliando su programa socio-educativo. Es una de las tareas principales para asegurar su futuro.

A. G.- Cuando era un niño, las experiencias musicales fuera de mi escuela, especialmente en mi orquesta juvenil local, me inspiraron hacia una carrera en la música. No estaría viviendo la vida que llevo ahora si esas oportunidades no hubiesen estado allí para mí. Así que estamos agradecidos porque nuestro gerente, Jordi Gimeno, es un apasionado de nuestro programa socioeducativo. Un claro ejemplo es que ha tenido el valor de involucrar a nuestra orquesta infantil In Crescendo como parte de la serie de suscripción de OSCyL. Ya es una historia de éxito, y Jordi tiene grandes planes para el futuro.

-¿Qué obras faltan en el repertorio de la OSCyL que le gustaría dirigir?

J. L. C.-El repertorio es inmenso y siempre hay obras que deseas dirigir. En estos 25 años el repertorio de la orquesta ha crecido espectacularmente y es difícil encontrar grandes obras del repertorio que la orquesta no haya tocado. Quizás el repertorio sinfónico coral estuvo más abandonado en el pasado por falta de coros, pero eso se está solucionando a ojos vistas en la actualidad.

A. G.- ¡Lo descubrirá en los próximos años! En mi primera temporada como director titular, ya he programado muchas novedades para la orquesta, como la 10ª sinfonía de Mahler y Vincentiana, de Rautavaara, una sinfonía maravillosa basada en el arte de Vincent van Gogh, que estamos realizando junto a otras obras musicales inspiradas en el arte. Una de las ventajas de trabajar con una orquesta que sólo ha existido durante 25 años es que hay obras maestras que la orquesta nunca ha experimentado. Puedo introducir todo lo que quiero, sin sentir las influencias en la orquesta de los directores de orquesta anteriores.

-¿Cómo ha afectado la crisis económica en el ámbito de la música clásica?

J. L. C.- La crisis económica ha afectado y sigue afectando muchísimo al mundo de la cultura, especialmente a la música clásica. Y seguirá afectándole mientras se imponga el criterio de que la música clásica es un artículo de lujo del que se puede y debe prescindir en los momentos de crisis. Y así nuestra sociedad se va empobreciendo culturalmente hablando. No lo olvidemos: la cultura es la señal de identidad de un pueblo.

A. G.-Los gerentes, que están en la primera línea del gasto, sin duda lo saben mucho mejor que yo. En lo personal no he tenido conflictos por limitaciones en la programación. Mirando hacia el futuro, a nivel mundial, debemos estar seguros de apoyar a los músicos de orquesta, especialmente porque la edad de jubilación está subiendo. Estas personas no son máquinas, y no son sustituibles por las máquinas. Son algunas de las personas más hábiles y con más talento de la sociedad, por lo que la sociedad a cambio debe valorarlos tanto económica como emocionalmente.