CASTILLA-LA MANCHA

Desempolvando la Ruta de Don Quijote

La Junta, coincidiendo con el IV Centenario de la muerte de Cervantes, ha anunciado la revitalización de este proyecto nacido hace diez años

Toledo Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo —en concreto, hace 10 años— que comenzó a funcionar una ruta turística que quería acercar visitantes a los caminos que otrora recorrió el ingenioso hidalgo Alonso Quijano. Este itinerario no podía llevar otro nombre más que el de Ruta de Don Quijote, protagonista de la más famosa obra de Miguel de Cervantes, del que este año se cumple el IV centenario de su fallecimiento.

Para celebrar esta efeméride, el Gobierno de Castilla-La Mancha presentó el pasado 30 de diciembre un programa compuesto por más de cuarenta actividades, dentro del cual se contempla la revitalización de la Ruta del Quijote, que en los últimos años quedó en desuso y ha dormido el sueño de los justos.

El proyecto comenzó a fraguarse en 2004 por deseo del entonces vicepresidente José María Barreda, para conmemorar el IV Centenario de la publicación de la primera edición de El Quijote en 2005 y así pugnar en importancia con el Camino de Santiago, tal y como se vendía.

La ruta transcurre a lo largo de 2.500 kilómetros de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, está compuesta de 10 tramos, atraviesa 148 municipios y recorre los principales espacios naturales y culturales de la región. La intención del Gobierno era potenciar el turismo de interior en la región y crear una red con vocación de permanencia.

Fue el mismo José María Barreda el que puso como ejemplo desde un principio el Camino de Santiago. Así, en una rueda de prensa de presentación del proyecto, aseguró que «la Ruta del Quijote acabará consiguiendo un flujo de peregrinos de dimensiones parecidas a las del Camino de Santiago, porque estas iniciativas tienen vocación de larga duración y de drenar recursos hacia la región».

De hecho, en los primeros años de vida, la Ruta de Don Quijote vio reconocido su valor cultural y artístico por el Consejo de Europa, que en 2007 la declaró Itinerario Cultural Europeo. De igual modo, su compromiso con el medio ambiente fue determinante para que fuera incluida dentro de la Red Mundial de Destinos Sostenibles de National Geographic.

Para llevar a cabo este proyecto, el Gobierno regional invirtió, en un primer momento, más de 40 millones de euros. La partida más importante fue dirigida a arreglar caminos, veredas y riberas fluviales, ascendiendo la media del arreglo por cada kilómetro a más de 26.000 euros, según la información que facilitó en su momento la Junta de Comunidades. No obstante, ya con José María Barreda como presidente de Castilla-La Mancha, en 2009 el Ejecutivo autonómico aprobó otra inversión de casi 50 millones de euros para la conservación de los itinerarios.

Ya en esa época, la Ruta de Don Quijote empezaba a dar señales de no ser la Arcadia soñada por Cervantes. De hecho, desde un principio recibió críticas desde diferentes ámbitos. Así, Ecologistas en Acción criticó el rediseño que el Gobierno regional hizo del proyecto para desviar el trazado para que pasara por el Reino de Don Quijote, el macroproyecto urbanístico que se iba a construir al lado del aeropuerto de Ciudad Real.

Pero no fue el único rechazo que recibió este proyecto, ya que el colaborador de ABC y afamado cervantista, José Rosell Villasevil, anunció la creación de una plataforma de pueblos discriminados por la Ruta del Quijote. Esta iniciativa daba voz a las quejas de muchos municipios a los que no se incluyó en un principio en los itinerarios creados, a pesar de su relación con Cervantes y su obra, como Esquivias, Illescas, Carranque, Yeles y Ugena —todos ellos pertenecientes a la comarca de La Sagra—.

Diferentes itinerarios

El primer tramo de este recorrido comienza en Toledo, declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad, y finaliza en San Clemente (Cuenca), famosa por su Plaza Mayor y declarada Conjunto Histórico. Pero antes están las lagunas Longar y Altillo, los famosos molinos de viento de Campo de Criptana (Ciudad Real), castillos y la arquitectura popular. Otra visita es el bellísimo pueblo de El Toboso, donde vivía el amor de Don Quijote, Dulcinea.

En el siguiente tramo, desde San Clemente a Villanueva de los Infantes, destacan las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real), así como Villarrobledo (Albacete), en cuyas bodegas todavía hoy se conserva el vino en grandes tinajas; y la cueva de Montesinos (Ossa de Montiel) y el castillo de Rochafrida (Beteta, Cuenca), donde Don Quijote vive algunas de sus aventuras.

En el tercer tramo, que discurre por la provincia de Ciudad Real, se puede ir desde Villanueva de los Infantes a Almagro y Calatrava la Nueva, con lo que se alcanzan los límites de Castilla-La Mancha. En las sierras de esta zona se refugió el hidalgo antes de volver a sus andanzas. Y entre viñas, llanuras y conjuntos históricos se encuentran Viso del Marqués, Valdepeñas y Manzanares.

El recorrido desde el Valle de Alcudia al Campo de Calatrava, la cuarta opción, se llena de castillos (Calatrava la Nueva y Salvatierra) y fortalezas, pero también de aguas termales (Fuencaliente), volcanes, bosque mediterráneo, dehesas y extensiones cultivadas.

El quinto itinerario parte del municipio más poblado de Castilla La Mancha, Albacete, famoso por su artesanía. Esta ruta permite explorar la frondosa Sierra de Alcaraz. En Balazote se halló una de las obras más importantes de arte íbero, «La Bicha de Balazote». Robledo, Alcaraz y la Bienservida son otros puntos de interés. Y de la frondosidad de la sierra se llega a los cañones fluviales, a las construcciones abovedadas y circulares, a la artesanía de esparto y mimbre de El Bonillo y Lezuza, que se encuentran en el camino de La Roda a los Campos de Montiel.

El séptimo recorrido lleva de Campo de Criptana, que tan sólo conserva diez de los 34 molinos con los que llegó a contar, a Tomelloso, Argamasilla de Alba y La Solana. En el tramo que une Almagro con Toledo, pasando por Ciudad Real y Consuegra, multitud de vestigios de su actividad volcánica (Hoya de Cervera), manantiales de aguas medicinales (Carrión de Calatrava), el Parque Arqueológico de Alarcos y el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel llaman la atención.

Otro de los itinerarios une la localidad en la que vivió Cervantes, Esquivias, con Carranque, pasando por Illescas. Y finalmente, está la zona limítrofe del norte, surcando los caminos que llevan de la Hoz del Río Dulce a Sigüenza y Atienza. Destacan la flora y fauna del Parque Natural del Barranco del Río Dulce y la elegancia de Sigüenza, famosa por su catedral y conocida como la ciudad del Doncel.

Ver los comentarios