Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (54): El camino de vuelta

«Nuestro viaje vital está marcado por el regreso»

Beatriz Villacañas
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El regreso después del verano, donde sea que hayamos ido o, incluso, sin haber ido a ningún sitio, el regreso entendido como ese retomar la actividad cotidiana, lo conocido con la expresión francesa la rentrée, me trae a la memoria una vez más el hecho de que nuestro paso por el tiempo, o, si se quiere, nuestros pasos por la vida, son un camino de vuelta. Se dirá, y con razón, que no volvemos a la infancia, que ¡ay! no volvemos a ser jóvenes, que hay muchas cosas que dejamos atrás, que, incluso, vamos dejando parte de nosotros mismos en el pasado. Mas por encima, o en el fondo, de la natural percepción lineal del tiempo, esa flecha disparada que nos lleva a un futuro desconocido, nuestro viaje vital está marcado por el regreso.

Regresos de todo tipo, algunos tan cotidianos que nos pasan desapercibidos a fuerza de ser costumbre, como el regreso diario a casa, otros que son poderosas sacudidas al corazón como un reencuentro amoroso, como un mutuo retorno que nos hace sentirnos hijos pródigos que vuelven a encontrar la parte de sí mismos que se quedó esperando. Y el regreso esencial, el que, por un lado, nos hace volver al barro del que salió nuestro cuerpo material y a la vez nos reúne, nos re-une, con la esencia espiritual de la que salió nuestro ser, con esa preexistente idea platónica primordial e infinita de la que surgimos como realidad tangible y finita. Religión: hermosa palabra que viene de religare, lo que nos liga de nuevo con lo divino, con Dios. Y la muerte, paradoja que es pérdida y esperanza, polvo y amor que nos hace vislumbrar trascendencia, que es, en palabras de Juan Antonio Villacañas:

UN CAMINO DE VUELTA A LOS ORÍGENES

Dios pesa en los orígenes. Su arteria/ de verdad hizo seres moribundos./ De un big bang celestial, y de segundos/ pudo hacer al espíritu materia. / La verdad de la vida no es muy seria,/ puede que sea de un ciego muy profundo,/porque los hombres, presos en dos mundos,/ creen que vuelven a casa de una feria./ Como la de la muerte en apariencia, como tiempo y espacio y otras cosas,/ todo un nido de brujas y comadres./ ¿Volverá a los orígenes la Ciencia?/ Yo lo haré sin palabras y sin rosas/ sólo con que me entierren con mis padres.

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