«Navidad no solo son vacaciones, sino preguntarse por qué la celebramos»

El arzobispo de Toledo invita a los fieles a ir «más allá de una celebración política y socialmente correcta» y a pensar qué cambió cuando Cristo nació

Niños y grandes se acercan estos días al belén instalado ante la Puerta de Reyes de la catedral de Toledo LUNA REVENGA

M.J.M.

Con una pregunta inicia el arzobispo de Toledo y primado de España Braulio Rodríguez el mensaje de Navidad que pronunciará esta noche a partir de las 21.15 horas, cuando en los hogares comienza a celebrarse la cena de Nochebuena. «¿Me permiten que en este momento de la Nochebuena les dirija unas palabas a ustedes, católicos, pero también a otros cristianos y a quienes nos vean y que no celebren muy convencidos esta fiesta del Nacimiento de Cristo?».

«Lo que celebramos es muy sencillo: nace el Hijo de Dios en persona, Aquél que existe desde toda la eternidad… enriquece a todos los demás hombres, haciéndose pobre Él mismo, ya que acepta la pobreza de nuestra condición humana, para que podamos conseguir las riquezas de la divinidad. Quiere esto decir que cada uno de nosotros podemos llegar a ser hijos de Dios y, así, amar, ser amados por encima de nuestras diferencias de cultura, de dinero, de riquezas, de razas, ideologías y conflictos». Añade el arzobispo que lo que sucede es «actualísimo», porque «no ha pasado, aunque para muchos Navidad sea una fiesta más. Unas fiestas de invierno, días para solo divertirse y no amar, pasar unas vacaciones sin preguntarse qué significa Navidad y por qué la celebramos».

«Les invito a ir más allá de una celebración de la Navidad política y socialmente correcta ; a pensar qué cambió cuando Cristo nació y se nos dio como regalo –el regalo-. También lo que ese Niño significa para las relaciones con los demás: acercamiento a cuantos nos rodean, preocupación por los más pobres, vivir un sentido de justicia y un rechazo de situaciones de injusticia por terrorismo, por exclusión de los demás, por la guerra y el hambre provocadas sin sentido o porque no cuidamos de la madre tierra».

Monseñor Braulio Rodríguez argumenta que los católicos, además, deben vivir la Navidad como miembros de la Iglesia de Cristo, «que en cada comunidad, empezando por el propio hogar, compartimos la misma esperanza». «En definitiva, la Navidad debe renovar nuestras actitudes de amar a Dios, a Cristo, de encontrarnos con Él; de ser mejores padres y madres, mejores hermanos, mejor familia, mejores vecinos, mejores compatriotas; de querer más a enfermos y quienes necesiten más amor por la soledad, sufrimiento, momentos difíciles de la vida»

En la tradición de la cena familiar de Nochebuena , «no olviden que lo más importante no es lo que cenamos, sino la mirada de amor a quienes nos rodean, porque hemos invitado a Jesús y su familia, a José y a María que han recibido en su casa al recién nacido. También nosotros podemos recibirlo esta noche en tantos y tantos que necesitan el amor de Dios».

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