VIVIR TOLEDO

Los escasos recuerdos de la iglesia de San Cristóbal

En 1842 por falta de feligresía cerró sus puertas y hoy alberga la sede de Radio Nacional de España

Edificio levantado en 1969 para escuela adaptado a otros usos desde 1990 RAFAEL DEL CERRO

Rafael del Cerro Malagón

Más de un autor señala que la desaparecida iglesia de San Cristóbal de Toledo -cuyo culto cesó en 1842-, a pesar de alzarse en el medieval barrio de Montichel , y no lejos de Santo Tomé, siempre tuvo un anodino pasado y contenido. En 1857, Parro decía simplemente que se sabía de su antigua creación y que, como los demás templos de la ciudad, tuvo sucesivos cambios, perviviendo su fábrica «al gusto greco-romano», de los siglos XVII y XVIII. Cuando escribió esto, el edificio era un volumen casi cúbico, contiguo a otra propiedad privada, sin distinguirse, incluso, torre alguna, pues estaba englobada en una esquina del templo como se observa en una fotografía de Thomas, realizada hacia 1910, cuando aún seguía en pie la fábrica de esta cerrada parroquia.

Y es que, precisamente, este elemento, al hundirse el edificio en 1958, quedó prácticamente aislado, como una desmochada atalaya con algunas ventanas de sello islámico. Aquello probaba su raíz como alminar de una mezquita que, según apuntó, en 1991, la recordada investigadora Clara Delgado Valero (1952-1998) pudo ser el oratorio de Yabal al-Barid , citado en documentos de 1187. La estructura de la torre era de planta cuadrada con machón central y una escalera en su entorno, igual a la de otras torres toledanas, según el patrón de la arquitectura califal. De esta época quedan algunos sillares de la parte inferior, pues a partir del siglo XII -ya como templo cristiano- periódicas obras borrarían el perfil del primitivo minarete. A finales del XVIII la parte baja era un colmatado osario, utilizándose para tal fin una cripta subterránea donde aún, en 1826, se inhumaba solemnemente a un soldado voluntario de Caballería.

La disposición de la mezquita -en un cuadrado solar-, condicionaría el posterior acomodo de la nueva iglesia parroquial que se organizó con una planta casi centrada, similar a la de la ermita de Nuestra Señora de la Estrella (1611), obra ésta de Monegro. Así figura en los planos de Coello e Hijon (1858) y en el de Reinoso (1882) que, en 1890, reeditó el Vizconde de Palazuelos en su Guía de Toledo. La entrada principal, bajo el coro, estaba ante la explanada del actual paseo de San Cristóbal. La parte posterior casi lindaba con la calle de San Miguel de los Ángeles . El exterior, visible en la aludida foto de Thomas, confirma el sello de la arquitectura religiosa toledana del XVII, tanto en sus muros como en el juego de volúmenes del crucero, muy común en numerosos templos parroquiales o capillas conventuales.

Algunos datos artísticos de San Cristóbal los aportó Rafael Ramírez de Arellano (1854-1921), en su obra Las parroquias de Toledo (1921). Apuntó que el grueso de su reforma interior debió hacerse en el XVIII, recogiendo varios inventarios con los objetos de culto, orfebrería, tejidos, imágenes y pinturas. Cita que, en 1623, Jorge Manuel, el hijo del Greco, doró una cruz e hizo un Cristo que luego pudo recalar en Santo Tomé . En 1789, época de las últimas reparaciones, había cinco altares con sus retablos, alguno fue retirado por su mal estado. Desde principios del XIX, la escasa feligresía hizo que, en 1816, se uniese a la de San Cipriano y después, en 1842, al suprimirse, al exconvento de la Trinidad, donde también se alojó la parroquialidad mozárabe de San Marcos tras haber pasado provisionalmente por otras sedes.

En 1855 tuvo lugar la subasta de la iglesia. Fue adquirida, en 14.400 reales, por Eustaquio Arnaiz -comprador también de ciertos bienes expropiados a municipios de La Jara, en 1856-, y que llegó a ejercer como alcalde tercero de Toledo en 1869. En junio de 1876, fue traspasada a Leandro Cabezas Fernández-Prieto, comenzando, días después, una cadena de reventas a favor de Raimundo Gómez Hernández, Francisco de la Paz Mora (en 1882) y Miguel Vázquez Pons (en 1883) que la adquiría en 3.125 pesetas. En esta última fecha aún quedaba la bóveda de enterramientos, la nave central, dos laterales (es decir, el crucero), la sacristía, un patio con pozo y un patinillo junto a la torre. En el antiguo coro existían habitaciones repartidas en dos niveles. El cuerpo bajo sirvió de depósito de maderas y después, hacia 1890, para albergar el Teatro Marte, una sociedad de aficionados, de corta vida, alentada por jóvenes militares. A principios del XX hubo una fábrica de jabón y, posteriormente, una empresa funeraria (Nuestra Señora del Sagrario) que empleó el templo de San Cristóbal como almacén y cochera.

En 1958 se producía un derrumbe de la fachada principal, quedando en pie la torre y algunos jirones del edificio. Los últimos propietarios ofertaron al Ayuntamiento la venta del ya arruinado templo, aceptándose el 3 de diciembre de aquel año. La compra de los 470 metros cuadrados de la antigua iglesia, efectuada en 1960, se fijó en 250.000 pesetas. El destino inicialmente previsto fue alojar el parque de bomberos que, desde 1933, estaba asentado precariamente en la antigua capilla del ya vacío Hospital de la Misericordia (o Provincial) en la calle de Esteban Illán . Descartada esta idea, el solar acabó destinado para acoger un colegio que daría el relevo a la maltrecha escuela pública de San Juan de Dios (en la calle del mismo nombre), instalada en un caserón propiedad de la Catedral –el Granero de San Julián- contiguo al Museo del Greco.

En 1964, para atender este barrio, la Junta Provincial de Construcciones Escolares comunicaba al Ayuntamiento la edificación cofinanciada de un colegio, cuyo proyecto elaboró el técnico municipal Flaviano Rey de Viñas. Se propuso un inmueble de cuatro plantas, con doce aulas y un torreón octogonal destinado a biblioteca. Sin embargo, aquella propuesta se congeló hasta 1969, además de eliminarse una planta y cuatro aulas, reforma elaborada ahora por los arquitectos José Losada Barroso y el citado Flaviano Rey de Viñas. Un informe gubernativo apuntó que el futuro centro no reunía «las mínimas condiciones exigibles para su aceptación», pero, al no existir otros solares en el barrio, era preciso activar las obras, cifradas en algo más de 3.600.000 pesetas. Por fin la edificación comenzaría en 1971, concluyéndose al año siguiente.

Si la parroquialidad de San Cristóbal cesó en 1842 por falta de feligresía suficiente, en 1982, el mismo motivo –la caída de población en el entorno- determinó el cierre de este centro, destinándose después sus vacías estancias a sucesivas cesiones a favor de asociaciones educativas o institucionales. Desde 1990, son las ondas de Radio Nacional de España las que emiten desde este mismo punto cualquier contenido más allá del viejo barrio de Montichel. Parece pues que, en el fondo, aún persiste la función esencial del histórico alminar o torre, donde el almuédano y las campanas avisaban a los fieles sobre el diario discurrir de las horas y los días.

Rafael del Cerro, historiador, autor del reportaje

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