Pedro Sánchez. Detrás de él, Irene Lozano
Pedro Sánchez. Detrás de él, Irene Lozano - ÓSCAR DEL POZO

Sánchez: «Solo consulté lo de Lozano a quien le afectaba, la líder del PSM»

No logra aplacar el malestar por el fichaje de la ex de UPyD, en medio de críticas a sus modos «autoritarios»

MADRID Actualizado: Guardar
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El fichaje de Irene Lozano está dando a Pedro Sánchez más dolores de cabeza de los que esperaba. Ayer, cuando creía superado el mal trago de la tormentosa reunión del Comité Federal del PSOE,el sábado, durante la cual los barones optaron por el silencio como forma de protesta, Sánchez se encontró otra vez el problema de bruces. Fue al inicio de la reunión de la Permanente del partido en Ferraz, una cita habitual los lunes y con un orden del día lógico en el actual calendario preelectoral:dar el visto bueno al «borrador» del programa.

Ya desde el inicio, Sánchez comprobó que el «poder» de Susana Díaz volvía hacerse notar –el viernes el PSOE ya se negó a votar la candidatura de Lozano por sus «insultos» a Andalucía–, pero, a diferecia del sábado, a viva voz.

Tomó la palabra la presidenta del partido, la jienense Micaela Navarro, quien no suele hablar más que para mediar, en la mejor tradición de los que antes ocuparon su cargo.

Según diversas fuentes consultadas por ABC, Navarro dijo que «sentía» tener que transmitirle el malestar que detecta tras el fichaje de una exdiputada de UPyD muy crítica con el PSOE. Explicó que nadie pone «en duda» su legitimidad y libertad de maniobra para conformar equipos, pero él debe entender que la gente tiene su corazoncito «y no hay que ocultar que hay cosas que nos han sorprendido»; entre otras, haberse enterado por los medios de comunicación de una decisión tan importante.

«Micaela, ¡Por favor!»

En la línea del reproche que ya antes le habían hecho en privado barones fieles, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, o el asturiano, Javier Ferández, la presidenta del PSOE le reprochó que no le cuente ciertas cosas, «quizá porque no tenga que saberlas y no lo voy a exigir»; pero, igualmente, Sánchez está en la obligación de escuchar el clima de opinión que percibe ella porque se lo han trasladado muchos compañeros. Un enfado que no tiene que ver con la persona, Irene Lozano, sino con «lo que ha dicho del partido... y ahora nuestra gente tiene que salir a defenderla...».

Mientras formulaba su reflexión, explican las mismas fuentes, Sánchez, sentado a su lado, la miraba contrariado, y, llegado un momento, le instó a acabar ya con el debate: «Micaela, ¡por favor!». A partir de ahí, ella misma intentó dar por zanjado el asunto. «Es un tema, no de ayer, sino ya de anteayer y ahora toca programa electoral, pero es importante que te traslade esto».

Luena: No parecer una «secta»

Al acabar la presidenta del PSOE, el secretario de Organización, César Luena, terció para señalar que la incorporación de independientes en las candidaturas socialistas a Congreso y Senado «es importante no sólo para no parecer una secta, sino porque siempre que el PSOE se abre, gana». Con el debate abierto, Luena y Sánchez recordaron que también se ha incorporado al catedrático de Derecho Constitucional, el andaluz Gregorio Cámara, por expresa recomendación de Susana Díaz, como presidente del Comité de Expertos que trabaja en la propuesta de reforma de la Constitución.

Esa mención molestó al secretario de Política Federal y «mano derecha» de la presidenta andaluza en la Ejecutiva, Antonio Pradas, quien dijo «no entender» a qué venía, que él iba a referirse solo al programa porque «respecto a las listas ya dijo lo que tenía que decir en la comisión de listas (el viernes)». Pero, a continuación, lanzó un dardo tanto a Pedro Sanchez como a Luena: «No se puede comparar con un independiente (Lozano) a un compañero (Cámara) que lleva 20 años trabajando por el PSOE».

Por último, intervino sobre ese asunto la responsable de Sanidad en la Ejecutiva y consejera andaluza del ramo, María José Sánchez-Rubio, para decir que es necesario «un gesto de cariño hacia la militancia»; y en ese momento, Pedro Sánchez volvio a hacer gestos de desaprobación y a insistir en que hoy «tocaba programas». No obstante, el líder socialista dijo algunas cosas más antes de dar por zanjada la polémica a puerta cerrada: «Solo consulté la decisión de fichar a Irene Lozano a quien le afectaba», Sara Hernández, secretaria general del PSM, federación a la cual afecta su inclusión como «número cuatro» en la lista al Congreso. «Es la única que no lo ha criticado», agregó en alusión al resto de barones, que se sienten ninguneados en un tema estratégico. «Yo soy secretario general y como tal tengo legitimidad para tomar decisiones y la dirección debe apoyarlas».

El episodio vivido ayer llega en un momento en que empiezan a surgir en el PSOEcríticas a sus modos «autoritarios», apuntada ya el sábado en pasillos del Comité Federal. Y es que, ya antes de lo de Lozano, la oposición a Sánchez tiene grabadas a fuego las defenestraciones de Tomás Gómez y Antonio Miguel Carmona, como secretaro general del PSM y portavoz en el Ayuntamiento; sobre todo, por las formas. Y también alguna «limpia» en candidaturas al Congreso y Senado.

La «limpia» del Congreso

Más de la mitad de los diputados del PSOE que hoy tienen escaño en el Congreso lo perderán tras las elecciones del 20-D, tras la renovacion impuesta por Susana Díaz en Andalucía y por Sánchez en el resto de España. Solo quedan 51 de los 110 socialistas que recibieron su escaño tras acompañar a Alfredo Pérez Rubalcaba en las elecciones generales de 2011, lo que ha generado un fuerte malestar en muchos de los que se han quedado fuera, como la «madinista» Laura Seara, cuya candidatura veía avalada por la organización en Orense y fue tumbada por Ferraz. «Hay mucha gente destrozada, que no esperaba que la dejarían fuera de la lista», comenta una diputada. Sánchez, ha optado por un perfil de diputado más joven y más activo en las plataformas sociales, una condición que se ha llevado por delante a históricos que contaban con repetir, como el palentino Julio Villarrubia.

El cambio de caras es especialmente visible en la Mesa del Congreso, el máximo órgano rector del Parlamento donde los grupos sitúan a diputados de plena confianza. En las nuevas listas del PSOE, sin embargo, no se encuentra ninguno de los actuales miembros de la Mesa propuestos por el PSOE. «En todas las provincias hay cambios pero hay algunas donde la siega de cabezas ha sido especialmente fuerte no repite ninguno de los diputados que están», se queja otra de sus señorías desde la bancada socialista.

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