Pedro Sánchez conversa por teléfono con Rajoy
Pedro Sánchez conversa por teléfono con Rajoy - EFE
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Sánchez sitúa a Mas «fuera del sistema democrático»

El líder socialista avisa a los secesionistas catalanes: «No vamos a renunciar a la reforma de la Constitución por su desafío»

Madrid Actualizado: Guardar
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Pedro Sánchez elevó este miércoles de forma muy dura el tono de su discurso contra el desafío secesionista catalán, hasta llegar a decir que Artur Mas y los partidos independentistas «se han situado fuera del sistema democrático» con la puesta en marcha de la desconexión de España en el Parlamento de Cataluña. Un acto para el que expresó la «condena» del PSOE.

Ha sido durante el acto multitudinario que ha protagonizado este mediodía en Madrid para presentar la propuesta socialista de reforma de la Constitución.

Antes de empezar, reconoció que lo ocurrido ayer en Cataluña, algo «gravísimo, irresponsable y antidemocratico», le obligaba a cambiar el guión. Artur Mas, cree Pedro Sánchez, ha «faltado al respeto» a la población catalana que, mayoritariamente, dijo no al secesionismo en las elecciones del 27 de septiembre.

La resolución presentada por Junts pel Si y las CUP «supone confundir una inestable mayoría parlamentaria con un salvoconducto para huir de la ley». Y esta propiciando enfrentamientos entre los propios catalanes y entre estos y el reto de los españoles.

«Federalismo pactista»

El líder socialista ha tendido la mano a Mariano Rajoy y al resto de líderes políticos para que acojan su propuesta no como una medida «unilateral». «No queremos abrir un proceso constituyente, no imponer nuestra propuesta sino hacer propuestas razonables y sensatas», explicó Sánchez.

Se trata, más bien, de una propuesta de «federalismo pactista» para el que hay que recuperar «el espíritu integrador» de 1978. En el documento, de diez páginas, el PSOE no reconoce la «nación» catalana, como pedía el PSC, pero si quiere cambiar el actual estado autonómico por uno «federal».

Ofrece, dijo el líder socialista, soluciones viables porque «ni Cataluña ni España están en un callejón sin salida». «Los sentimientos han de respetarse pero no podemos dejar que se desborden», concluyó.

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