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Sánchez no descarta ninguna opción para volver a liderar el PSOE

Los diputados más fieles le presionan para que vote «no», siga en el Congreso y lance un abierto desafío a la gestora y a Susana Díaz de cara a las primarias

Madrid Actualizado: Guardar
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Pedro Sánchez está consiguiendo que se hable más de su futuro que del punto final que va a poner hoy el Congreso de los Diputados a más de 300 días sin gobierno en España.

Desde que reapareciera, el pasado miércoles, no ha dejado de alimentar el suspense sobre qué hará ante la segunda votación de investidura de Mariano Rajoy en esta tarde de sábado. Y no porque vaya a determinar el resultado de la votación, cantado de antemano a favor de la elección de Rajoy, sino porque de la decisión de Sánchez va a depender buena parte del futuro del PSOE. Esta mañana la desvelará en una rueda de prensa en el Congreso.

Las idas y venidas del silente exsecretario general socialista por los edificios de Carrera de San Jerónimo han desatado una riada de especulaciones sobre su adiós.

Ayer fue visto a las diez entrando al garaje y luego pasó toda la mañana en su despacho, donde estuvo reunido con dos de sus más fieles diputadas, la que fuera «número dos» por Madrid detrás de él el 26-J, Margarita Robles, y la aragonesa Susana Sumelzo. Y además mantuvo contactos telefónicos con secretarios generales fieles como Francina Armengol (Baleares) y Luis Tudanca (Castilla y León), y con el dirigente de la federación andaluza Alfonso Rodríguez de Celis.

La cohesión del grupo de díscolos sigue siendo la misma, según diversas fuentes, pero no todos piensan lo mismo de cómo tiene que disputar Sánchez a Susana Díaz el liderazgo del partido en el próximo congreso. Y él es un mar de dudas.

Tiene un problema y no menor: si continúa como diputado y participa hoy en la segunda votación de investidura de Rajoy, está obligado a pasar por la «humillación» de abstenerse, porque un exsecretario general nunca ha desobedecido una orden al Comité Federal. «Hasta ahora», apostilla a ABC alguna fuente con intención.

Otra opción es renunciar al escaño antes de la votación, manteniendo así la posibilidad de resurgir en unos meses cual Ave Fénix entre la irritada militancia -muy decantada a favor del «no»-, pero ya fuera del Congreso, donde sí se va a quedar un Patxi López abanderado del «no» pese a que hoy se abstendrá por disciplina. Con la marcha de Sánchez, López pasaría a ser el mejor situado para disputar a Díaz el liderazgo en primarias.

Finalmente, al ex secretario general le queda una tercera opción, una auténtica «bomba» en la tradición socialista: votar «no» al frente de un `Fuenteovejuna´ de diputados díscolos, que no son solo la quincena que así se ha manifestado.

Arrastrar más «noes»

Si lo lograse, y al final los «noes» pasaran de 18, el problema no lo tendría él sino la gestora. Ferraz no podría expulsar a todos al Grupo Mixto ya que, automáticamente, los 67 diputados de Podemos pasarían a liderar la oposición (con la demoledora imagen de Pablo Iglesias sentado en el escaño que antes fue de Felipe González, Zapatero y Rubalcaba) y el PSOE (se quedaría en 66 diputados), la tercera fuerza, desplazada al lugar del hemiciclo que ahora ocupa la formación morada.

Los más tradicionalistas de entre sus partidarios, como quien fuera su «número dos», César Luena, desaconsejan semejante desafío porque saben que no lleva a ninguna parte. Susana Díaz y los barones harían lo imposible porque el Comité Federal le expulse del PSOE y del Grupo Socialista para impedir que pudiera presentarse a la secretaría general en el congreso extraordinario.

El presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, se pronunció anteayer con suma cautela. Aclaró que no está pensando en expulsar a nadie «en este momento».

Él y los barones que ahora mandan en el PSOE: Díaz, el extremeño Guillermo Fernández Vara, el castellano-manchego Emiliano García Page, el aragonés Javier Lambán, y el valenciano Ximo Puig, no se fían de Sánchez y su «vedetismo» de los últimos días; creen que la rebelión dista mucho de estar controlada y que se enfrentan a un adversario interno que no responde a los códigos del «viejo PSOE».

Puig advirtió ayer al exsecretario general de que su decisión de irse del Congreso «no es un juego». «Sabe perfectamente lo que tiene que hacer y lo hará en consecuencia», recalcó el líder del PSPV.

Preguntado sobre si su federación está mediando para que a los siete diputados catalanes se les permita «cierto trato de favor» y lo que ocurra esta tarde en el Congreso no acabe en ruptura PSC-PSOE, Puig comentó que «hay que buscar fórmulas que permitan articular un discurso común pero que se permita la singularidad, en este caso de la decisión catalana». Para él es más importante «la alianza del PSOE entre el resto de España y Cataluña que otras cuestiones (...) Eso hay que trabajar para preservarlo».

A ciencia cierta, nadie sabe cuántos de los 84 diputados del PSOE van a acatar la orden de abstener aprobada por el Comité Federal el pasado domingo, y cuantos romperán la disciplina. Al margen de lo que acabe haciendo Sánchez esta tarde, parece que doce diputados -los siete de PSC, Margarita Robles, Susana Sumelzo, Odón Elorza, Zaida Cantera y Rocío de Frutos, van a romper la disciplina de voto- ya están en el «no» seguro; a ellos se unirán, practicamente seguro, los baleares Pere Joan Pons y Sofía Hernanz. Con Sánchez en el «no» serían quince. Y luego hay una serie de diputados dudosos: El secretario general del PSOE valenciano, José Luis Ábalos; la presidenta de la gestora en Galicia, Pilar Cancela; y la extremeña Pilar Lucio.

Patxi López como freno

Lo que parecía ayer alejarse de la votación de esta tarde es el `Fuenteovejuna´ extremo que buscan los más irreductibles sanchistas, muy molestos por las «amenazas» de no volver a repetir en listas e incluso expulsión que dicen haber recibido de la gestora.

Pasaría por sumar a esos 15+3 nombres como los de las diputadas castellano-leonesas, Esther Peña (Burgos), Mari Luz Martínez Seijo (Palencia) y María del Mar Rominguera (Zamora), muy afines a su secretario general Luis Tudanca; incluso los de tres sanchistas de primera hora como el exsecretario de Organización y líder en la Rioja, César Luena, la diputada por Asturias Adriana Lastra y la murciana María González Veracruz.

Con 24 diputados en el «no» sobre un total de 84, esa sería la plataforma ideal para que Pedro Sánchez no solo sobreviva sino que intente retomar el liderazgo.

Supondría un cisma total al que alguno de los citados, Luena y Tudanca, ya no parecen tan predispuestos. Luena ha garantizado, como Lastra, disciplina de voto, y en las últimas semanas varios han iniciado un acercamiento a Patxi López, que comienza a perfilarse como la alternativa más tolerable por la gestora y el «susanismo».

Mientras, ayer el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero rehusó decirle a Sánchez «lo que tiene que hacer». Por contra, Juan Carlos Rodríguez Ibarra dijo que no concibe otra cosa que una renuncia al escaño.

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